Aunque no es el más prevalente, el cáncer de ovario representa el sexto más frecuente entre las mujeres en todo el mundo. En la mayor parte de los casos, se diagnostica entre los 45 y los 75 años, aunque la incidencia entre las mujeres más jóvenes está aumentando en los últimos años. Uno de los principales problemas a los que se enfrenta es que no suele manifestarse los síntomas o no son muy específicos, por lo que, en un 75% de las ocasiones, se detecta en estado avanzado, lo que complica su curación.

Existen diferentes factores de riesgo de padecer esta enfermedad, entre ellos la herencia genética. De hecho, las mutaciones en el gen ARID1A están presentes en más del 50% de los carcinomas de las células del ovario, para lo que faltan tratamientos efectivos. Los científicos del Instituto Wistar han descubierto que la pérdida de la función ARID1A mejora una vía de respuesta al estrés celular que promueve la supervivencia de las células cancerosas.

Los resultados de este estudio que han llevado a cabo y se ha publicado en Cancer Research, una revista de la Asociación Estadounidense para la Investigación del Cáncer, apuntan a una nueva oportunidad terapéutica para este tipo de cáncer de ovario para el que se necesitan con urgencia nuevas soluciones.

Investigación

Cuando el cáncer se debe a este tipo de mutaciones, el paciente no suele responder a la quimioterapia, lo que conlleva el peor pronóstico entre todos los subtipos de cáncer de ovario. “El objetivo de nuestra investigación es descubrir los cambios moleculares causados ​​por la pérdida de ARID1A para que podamos apuntarlos específicamente para lograr terapias efectivas para esta devastadora enfermedad”, asegura Rugang Zhang, subdirector del Centro de Cáncer del Instituto Wistar y autor principal del estudio. “En este estudio, nos centramos en un mecanismo de respuesta al estrés al celular al que recurren los tumores para sobrevivir y encontramos un vínculo que ofrece una oportunidad terapéutica”.

El retículo endoplásmico (RE) es una estructura celular que supervisa la producción de proteínas y alberga mecanismos complejos para responder al estrés causado por la acumulación de proteínas mal plegadas. La respuesta al estrés del ER se hiperactiva con frecuencia en las células cancerosas para favorecer su supervivencia en condiciones estresantes del microambiente. Por lo tanto, la inhibición de este mecanismo se ha explorado como un enfoque terapéutico para los cánceres con respuesta al estrés del RE hiperactivo.

“En algunos casos, los mecanismos que las células cancerosas explotan en su beneficio también las hacen vulnerables porque se vuelven dependientes de esos mismos mecanismos”, señala Zhang. “Si podemos encontrar formas de bloquear esas vías, es posible que podamos utilizarlas como puntos débiles para matar el cáncer”.

Es importante destacar que esta observación se confirmó in vivo, ya que el tratamiento con B-I09 redujo la carga tumoral y mejoró la supervivencia en modelos de ratón con tumores de ovario inactivados con ARID1A.