Una persona necesita diariamente reemplazar la cantidad de agua que usa su organismo para mantenerse en un estado de hidratación óptimo. En el transcurso de 24 horas, un adulto sano en reposo necesitaría aproximadamente el equivalente al 0,2% de su peso corporal, aunque puede variar en cada persona y no siempre es fácil medir con exactitud la cantidad de agua que se debe beber.

Sí se puede determinar que si el peso corporal disminuye un 3 por ciento debido a la pérdida de líquidos, se considera deshidratación. La deshidratación moderada se produce cuando el peso en líquidos disminuye un 6 por ciento, y la deshidratación severa cuando lo hace un 9 por ciento.

Es difícil medir la cantidad de agua utilizada o perdida por el cuerpo. Las medidas tomadas entre grupos de personas en los estudios han mostrado una gran variación. Sin embargo, si las personas muestran síntomas de deshidratación, como confusión o disminución de la producción de orina, necesitan atención médica.

Cantimplora

Siempre se ha repetido como un mantra que era necesario beber dos litros de agua al día, pero lo cierto es que en la comunidad científica esta cantidad está considerada como un mito que no tiene ninguna validez ni está demostrada por pruebas rigurosas.

En Estados Unidos, por ejemplo, las directrices dietéticas 2015-2020 no recomiendan una ingesta diaria específica de agua o líquidos, pero sí que apuntan a la necesidad de no tomar bebidas con azúcares. En el Reino Unido, el Servicio Nacional de Salud (NHS) recomienda consumir en países con climas templados de 6 a 8 vasos al día, incluida el agua que se encuentra en los alimentos; cantidad que debe aumentar en los climas más cálidos.

La OMS no realiza ninguna recomendación concreta en este sentido, haciendo más hincapié en los problemas que conlleva la ingesta de agua en mal estado o la necesidad de acceso en los países más desfavorecidos. Y la Unión Europea, por su parte, actualizó el pasado mes de marzo sus normas de calidad para el agua potable, incidiendo en la necesidad de aumentar el consumo de agua del grifo en lugar de la embotellada, pero sin ninguna recomendación de cantidad de forma específica.

Teniendo en cuenta estos datos, ¿cuál sería la recomendación, entonces? Lo cierto es que no se puede dar una cifra en concreto, porque existen múltiples factores que determinan la cantidad, como por ejemplo, la actividad física que se realice, las condiciones ambientales, la masa corporal, el sexo y la edad, el estado de salud, el embarazo y la lactancia… 

Lo ideal es beber en el momento en que una persona tenga sed, pero como a veces el estrés de vida que llevamos nos hace olvidarnos, hay que procurar hidratarse de vez en cuando, sobre todo en personas que padecen algún tipo de enfermedad o que tienen unas necesidades específicas, como las mencionadas anteriormente.

Niños agua

Junto a esta recomendación, también es imprescindible aumentar la ingesta de alimentos ricos en agua, que son básicamente las frutas y verduras. Las que más contienen son el pomelo, el melón, el melocotón, la piña, la naranja, el albaricoque, la ciruela y la manzana en el caso de las frutas y el pepino, la lechuga, la calabaza, el apio y el rábano en el caso de las verduras.

Y siempre hay que estar pendiente de no sufrir una posible deshidratación, cuyos síntomas más comunes son la sed, el dolor de cabeza, los calambres musculares, la boca seca o pastosa y una sensación de malestar físico.