El de mama es uno de los cánceres más estudiados que existen. Se sabe que hay una serie de factores que pueden aumentar el riesgo de padecer la enfermedad, entre los que se encuentran una mala alimentación, el consumo de alcohol o bajos niveles de actividad física. En el caso de la dieta, se han realizado diversas investigaciones para analizar la influencia de dos alimentos, la soja y los lácteos.

La investigación

Un estudio publicado recientemente en la revista Journal of Epidemiology analiza precisamente su consumo y su incidencia en el desarrollo de esta patología. Para llevar a cabo la investigación, recopilaron datos de 52.795 mujeres de 30 años o más, de las cuales el 40% eran veganas, es decir, no consumían carne, productos lácteos ni huevos, y vegetarianas, con un consumo de hasta un 60% menos de huevos y productos lácteos que la población en general.

YogurTodas las participantes completaron un cuestionario donde se les preguntaba acerca de su alimentación y de la frecuencia de consumo de lácteos y soja, además de sobre la ingesta de alcohol, los niveles de actividad física, los antecedentes familiares de cáncer de mama, el origen étnico y los antecedentes ginecológicos y reproductivos. Un porcentaje amplio incluía la soja en su dieta en mayor medida que la población en general y el 50% tomaba la misma cantidad de lácteos que la media. En total, se realizó un seguimiento de casi ocho años, durante los cuales se produjeron 1.057 casos de cáncer de mama.

Los científicos concluyeron que la soja no tenía un efecto protector contra este tipo de cáncer, aunque tampoco aumentaba el riesgo de padecerlo. Sin embargo, cuando analizaron el efecto de los lácteos, encontraron una interacción significativa. Según subrayan, “los productos lácteos, especialmente la leche, se asociaron con un mayor riesgo, y hubo una marcada reducción en el riesgo al sustituir la leche de soja por una cantidad aproximadamente equivalente de leche normal”

Y las cifras son importantes. El informe destaca que el consumo de tan solo 1/4 a 1/3 de taza de leche láctea por día se asoció con un mayor riesgo de padecer cáncer de mama de 30 %. Es decir, con beber una taza al día, el riesgo asociado aumentó en un 50%. Y para los que beben 2 o 3 tazas por día, el riesgo aumentó en un 70% y 80%, respectivamente. 

Vaso lecheTambién es cierto que en el estudio se afirma que es importante poner estas cifras en perspectiva. Los porcentajes anteriores describen aumentos relativos en lugar de aumentos absolutos. En la investigación, alrededor de 1 de cada 50 participantes desarrolló cáncer de mama dentro del período de seguimiento. Un aumento de un 80%, querría decir que la incidencia es de 1,8 por cada 50. Es decir, aunque son cambios estadísticamente significativos, las cifras absolutas no lo son tanto.

Además, como es un estudio observacional, puede haber otros factores asociados con el consumo de leche que están afectando el riesgo de cáncer de mama, como la ingesta de café, que también ha demostrado alguna relación. Pero aún así, los expertos subrayan que aunque los lácteos, en especial la leche, tienen propiedades nutricionales beneficiosas, se tiene que tener claro que su consumo produce también otros efectos adversos y por eso es importante no consumirlos de forma excesiva. Y, en todo caso, los expertos piden que se siga investigando esta relación.