Tras el decreto de alarma que ha vuelto a decretar el Gobierno y los malos datos epidemiológicos tanto de España como del resto de Europa durante esta última semana, poco a poco se va asentando entre la población el convencimiento de que la pandemia va para largo.

Si en verano el optimismo hizo creer que ya casi se había derrotado al virus, desde el pasado mes de agosto las malas noticias se han ido sucediendo sin descanso. Y aunque estamos aprendiendo a convivir a marchas forzadas con las nuevas medidas de protección social, como el toque de queda y la incertidumbre, lo cierto es que toda esta situación hace cada vez más mella en la psicología de las personas, que no ven un horizonte claro a corto y medio plazo.

Los expertos recuerdan que un nivel alto de estrés prolongado en el tiempo produce un impacto negativo en la salud física y mental en todas las franjas de edad. Las personas mayores, porque viven bajo el riesgo real del peligro que supone para su salud de forma preferente y porque están perdiendo el contacto con amigos y familiares de manera más acusada. Para aquellos que están en una franja de edad entre los 35 y los 65 años, la mayor preocupación es, además de la salud, la económica. El riesgo que supone para sus trabajos y empresas y el desconocer que deparará el futuro a corto y medio plazo está provocando un aumento de los trastornos de ansiedad y depresión.

Joven con mascarilla

La llegada de una segunda ola comienza a hacer mucha mella entre la población

Los millennials y la generación X que no habían acabado de recuperarse de la anterior crisis económica viven con desesperanza y desmotivación esta nueva situación que les lleva a ver pasar sus años de juventud sin poder prosperar, a la vez que su vida social mermada les ha llevado a un cambio radical de vida. Para los niños y adolescentes, el confinamiento y la pandemia ha provocado un aislamiento del que todavía se están analizando las consecuencias, a la vez que se dispara la adicción a las redes sociales y las pantallas.

En definitiva, un panorama sombrío al que es difícil sustraerse pero ante el que hay que desarrollar una cierta resiliencia para poder superar la adversidad de la mejor manera posible. Al fin y al cabo, todas las generaciones han tenido que enfrentarse a situaciones complicadas y han salido adelante. Estos son algunos consejos para sobrellevarlo.

>Buscar actividades que generen alegría y placer y procurar dedicar cada día un ratito a realizarlas. Bien sea la lectura, la charla con algún amigo, un paseo o un baño relajante. Es importante encontrar un hueco al día para sentirse bien.

>Hacer un esfuerzo por ser agradable con los demás. Aunque es una situación difícil para todos, hay que procurar dirigirse a las personas que están alrededor de una forma amable, para crear una atmósfera agradable, sobre todo en el hogar donde tendremos que pasar mucho tiempo los próximos meses.

>Limitar el tiempo frente a la pantalla. Aunque es una buena distracción, hay que procurar encontrar un equilibrio entre los dispositivos y otro tipo de actividades, preferentemente al aire libre. Y desde luego, limitar el tiempo de escuchar noticias negativas. Basta con informarse, no recrearse.

>Cuidarse a uno mismo. Los expertos señalan la importancia de establecer una rutina con buenos hábitos, tanto de alimentación como de ejercicio que permitan llevar una vida saludable.

>Controlar los pensamientos negativos. Aunque sea complicado apartarlos del todo en estos momentos, es mejor no caer en pensamientos circulares que no llevan a ningún lado. Cuando ocurra, hay que buscar una actividad que permita una cierta distracción.

Hombre tristeEl control de los pensamientos negativos ayuda a sobreponerse de los problemas derivados de la pandemia

>Meditar. Ahora que quizá se pueda disponer de más tiempo en casa, no es una mala opción introducirse en el mundo de la meditación y el mindfulness, que permite encontrar un momento de tranquilidad y de sosiego mental e invita a la relajación.

>Pedir ayuda en caso de que sea necesario. No se trata de ser un héroe. En estos tiempos es normal desmoralizarse y en caso de que la tristeza esté siempre presente, es mejor consultar con un especialista.