Sí, es normal que a los 70 años una persona siga sintiendo ganas de mantener relaciones sexuales frecuentemente. Y no solo eso, se puede vivir una sexualidad completa, con coito incluido, plenamente satisfactoria para la pareja. Aunque algunas mujeres viven el fin de su fertilidad como una pérdida de atractivo que les va a acompañar el resto de su vida o los hombres piensen que, a medida que cumplen años, su potencia sexual desde el punto de vista físico va a limitarles completamente su actividad sexual, lo cierto es que el hecho de que se necesiten mayores estímulos para la erección o se sufra un mayor cansancio después de un coito no significa dejar de disfrutar de la sexualidad. Es simplemente la consecuencia de una serie de cambios físicos en el cuerpo que implican la exploración de otras formas de tener sexo activamente.

Lo cierto es que a estas edades existe un mayor grado de aceptación del propio cuerpo y de conocimiento que puede ser de gran ayuda frente a lo que ocurre en las parejas jóvenes. Las posibilidades son muchas y para las disfunciones físicas puede haber tratamientos y terapias que ayuden a solucionarla a cualquier edad.

Mayores beso

Eso sí, hay que partir de la siguiente base. En los hombres, la erección suele tardar más en aparecer y la firmeza no es la misma. De esta forma, aumenta el tiempo refractario, es decir, el que se extiende entre orgasmo y erección, las eyaculaciones son menos abundantes y el orgasmo puede ser un poco menos intenso. En las mujeres, puede haber una mayor tendencia a la sequedad vaginal debido a la disminución de la mucosidad, necesidad de una mayor estimulación para lograr la excitación y puede haber molestias durante la penetración.

Por eso es importante, en primer lugar, no centrar la atención exclusivamente en erección y en la posibilidad de que se produzca la penetración y el orgasmo. La comunicación gestual y otros tipos de lenguaje como las caricias pueden ayudar a prepararse y a disfrutar de momentos muy placenteros. En ocasiones, se produce una verdadera obsesión por rendir en ambos casos que puede ser contraproducente.

Por lo tanto, una de las cuestiones fundamentales es el grado de implicación de las dos partes para que las relaciones sean satisfactorias. En lugar de tomarse la relación como un menos fijándose en lo que ya no se tiene, debe afrontarse cualquier tipo de problema o incluso una disfunción, no tanto como un drama sino como una forma de explorar otras vías y de conocerse con la otra persona. La paciencia y la intención de disfrutar uno mismo y de hacer disfrutar al otro, deben estar presentes para que la relación sea satisfactoria, y a esta edad más que nunca.

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También es bueno asumir que, en algunas ocasiones, más vale calidad que cantidad y que un coito puede exigir de mucho tiempo y preparación para llevarse a cabo. También es verdad que a esta edad se suele tener más tiempo libre y, por lo tanto, esto tampoco tiene porque ser un problema. Y siempre tener en cuenta que hay que perder el pudor a consultar con un médico, como a veces ocurre en esta franja de edad, porque una vida sexual plena puede ser un claro indicativo de mejora en la calidad de vida de una persona y no tiene porque renunciar a ello.