El tantra es una milenaria técnica de conexión física y espiritual, bien sea con uno mismo o con la pareja. La palabra deriva del sánscrito, significa “red” o “tejer energía”. En nuestra sociedad está muy asociado a la esfera sexual, mediante la participación en relaciones sexuales profundamente meditativas, espontáneas e íntimas. Uno de los objetivos que persigue su práctica es crear un vínculo más profundo con la pareja, ahondando en el conocimiento físico consciente del otro.

Pareja

Se trata de una práctica espiritual, lo que significa que hay que agudizar tanto la mente como el cuerpo. En primer lugar hay que buscar un espacio con una temperatura cómoda, que invite a la relajación y que fomente el erotismo. Se pueden utilizar velas, aromas y alguna música relajante. Algunas personas necesitan hacer antes un ejercicio de meditación y respiración para lograr esa conexión. En estos casos, es aconsejable dedicar unos minutos a respirar suavemente con el abdomen mientras se presta atención a los pensamientos que discurren por la mente. A continuación, se puede realizar un ejercicio de estiramiento corporal, a medida que se despeja la mente de cualquier pensamiento negativo.

Se puede comenzar con un masaje, bien a uno mismo o a la pareja, con algún tipo de aceite o loción, pasando por las zonas erógenas pero sin pretender lograr un orgasmo. Mientras, la pareja se ha de concentrar en el contacto visual, a la vez que se respira profundamente y despacio hasta que pasen unos minutos. A continuación, es aconsejable comenzar a besarse concentrándose en cada sensación física que se sienta en ese momento. La relación sexual ha de hacerse despacio, tocándose de nuevas maneras y explorando el cuerpo del otro. La idea es sumergirse completamente en la experiencia, dejando que la tensión sexual vaya aumentando poco a poco.

Hay algunas posturas que favorecen la conexión. Por ejemplo, tumbados frente a frente, con el corazón y el estómago alineados. Uno de los miembros de la pareja debe tener sus brazos envueltos alrededor del otro, con su mano sobre su corazón. Hay que permanecer así quietos por unos momentos y luego comenzar a armonizar la respiración y dejar que la energía fluya libremente. En cuanto a las posturas, cualquier posición puede ser una posición tántrica, ya que el tantra se trata de conexión y no de movimientos específicos.

Cuerpo mojado

Pero existen algunas prácticas estandarizadas. Una de las más comunes y que puede ser muy interesante para iniciarse es la postura Yab-Yum. Uno de los miembros de la pareja se ha de sentar con las piernas cruzadas, como en la postura del loto de yoga, mientras que el otro se sienta en la parte superior de sus muslos y cruza los tobillos detrás de la espalda del otro. Al mismo tiempo que se produce la penetración, se ha de respirar de forma sincronizada, lenta y profundamente.

Una de las técnicas del sexo tántrico permite retrasar la eyaculación. Pero es importante saber que este no es el objetivo al comienzo, sino que se desarrolla con su práctica. Los que comienzan deben sobre todo fijar su atención es explorar los caminos que llevan al orgasmo propio y de la pareja y recrearse en ellos dejándose llevar por las sensaciones físicas.