Desde siempre, y aún hoy en día, el sexo entre las personas discapacitadas sigue rodeado de un cierto prejuicio. Existen todavía muchos mitos, como el pensar que buena parte de los discapacitados son asexuales o que tienen algún tipo de problema físico para disfrutar del sexo.
Pero lo cierto es que incluso hasta las personas que han sufrido algún tipo de accidente o enfermedad que implique una lesión medular y la pérdida de la capacidad de sentir con sus genitales, pueden llegar a vivir su sexualidad de una forma satisfactoria. Entre otras razones porque la sexualidad no es siempre sinónimo de genitalidad y coito y existen otras formas de encontrar satisfacción.
El primer paso para disfrutar del sexo en estos casos es la aceptación persona. Cuando un discapacitado tiene perfectamente asumida su condición y no la vive como un límite continuo, tiene muchas probabilidades de sentirse satisfecho con esta dimensión de su vida. Pero eso ocurre a nivel general, cualquier persona que sufra un grave problema de autoestima, también lo verá reflejado en su sexualidad. La clave en el caso de los discapacitados es centrarse en las posibilidades y no tanto en las dificultades que pueden darse.
Hay que asumir que en el sexo no existen recetas preestablecidas y que se pueden lograr maneras muy placenteras de comunicarse. En estos casos, el erotismo juega un papel esencial. Las miradas, las caricias, los besos, los juegos sexuales se convierten en algo fundamental y se pueden establecer conexiones muy profundas a pesar de los límites que les imponen sus cuerpos. El objetivo es explorar muchas vías de dar y obtener placer sexual, siempre en función de las apetencias de cada persona. Hay veces que se piensa que sin coito no hay satisfacción completa, pero lo cierto es que no siempre es así ni mucho menos.
Un pilar de la sexualidad de los discapacitados es el tiempo de educación que hayan disfrutado. Para algunos padres con niños y adolescentes que sufren discapacidad, la educación en este sentido les puede resultar muy compleja y les cuesta abordar el tema. Es importante en estos casos intentar averiguar cómo vive el deseo esa persona y hacerle ver que es una dimensión que forma también parte de su vida y a la que tiene todo el derecho a disfrutar y no tiene por qué renunciar.
Es necesario establecer un diálogo con esa persona, preocuparse de dar respuesta a sus deseos y no restar importancia a lo que le piense. Ocurre a veces que las personas que forman parte del entorno de alguien con alguna discapacidad que implique una respuesta sexual muy intensa se asustan con la cuestión y no saben bien cómo gestionarlo. Pero lo cierto es que hay que comunicarles los cambios que están viviendo y que necesitan comprender al igual que cualquier persona que no tenga ninguna discapacidad.
Además, existen centros especializados que pueden ayudar a estas personas y sus familiares o parejas a orientarse y a entablar un diálogo que les permita cómo pueden desarrollar esta dimensión de sus vidas con tranquilidad. Incluso las personas que tienen parálisis cerebrales también pueden tener capacidad para comunicarse y pueden recibir ayuda en este sentido. Lo importante es tener una mentalidad abierta y no poner límites al pensamiento, aunque estos puedan existir física o psíquicamente.