La halitosis es un trastorno que influye mucho en quienes la padecen de forma habitual y que puede alterar sobremanera su vida social y sus relaciones. Se calcula que la padece una de cada cuatro personas, aproximadamente. La causa más común es la mala higiene bucal, puesto que si no se lavan los dientes y la boca después de comer, las partículas de comida terminan descomponiéndose por la acción de las bacterias de la boca, provocando la aparición de compuestos de azufre.

Otra posible causa es el tabaco, así como las enfermedades de las encías y las dietas donde se promueve el ayuno o la eliminación de los hidratos de carbono. En estos casos, cuando el cuerpo comienza a descomponer la grasa, genera unos químicos llamados cetonas, que suelen producir el mal olor bucal.

Mal aliento

Algunos fármacos, el consumo de suplementos vitamínicos en grandes dosis o patologías de la boca, la nariz y la garganta pueden provocar también este trastorno, al igual que enfermedades como algunos tipos de cáncer, la insuficiencia hepática o patologías metabólicas. La enfermedad por reflujo gastroesofágico puede causar también mal aliento debido al reflujo regular de los ácidos estomacales.

Otras causas menos comunes son la cetoacidosis, que se produce cuando los niveles de insulina de una persona con diabetes son muy bajos, sus cuerpos ya no pueden usar azúcar y comienzan a usar reservas de grasa; la obstrucción intestinal, la bronquiectasia, una afección en la que las vías respiratorias se ensanchan más de lo normal, lo que permite una acumulación de moco que conduce al mal aliento, la neumonía por aspiración que se produce cuando aparece una infección en los pulmones o las vías respiratorias debido a la inhalación de vómitos, saliva, alimentos o líquidos.

En la mayor parte de los casos, la higiene oral es la clave para evitar los problemas de mal aliento. Hay que procurar cepillarse varias veces al día, preferiblemente después de cada comida. También es recomendable utilizar el hilo dental, que reduce la acumulación de partículas de comida y placa entre los dientes –el cepillado solo limpia alrededor del 60 por ciento de la superficie del diente–. Las personas que utilicen dentaduras postizas deben llevar también un control riguroso y limpiarse diariamente para evitar que las bacterias se acumulen y se transfieran nuevamente a la boca.

Cepillo dientes

Otros consejos útiles son el de cambiar el cepillo de dientes cada 2 o 3 meses, cepillarse la lengua o utilizar un raspador, evitar tener la boca seca y masticar un chicle o caramelo sin azúcar para estimular la producción de saliva.

En la dieta, hay que procurar restringir mucho el consumo de cebollas, ajo y la comida picante. Los alimentos azucarados también están relacionados con el mal aliento. Se recomienda, además, reducir el consumo de café y alcohol. Si con todas estas medidas la halitosis persiste, se recomienda visitar a un especialista para realizar más pruebas que descarte otras afecciones. Mediante pruebas como el raspado, el halímetro, que detecta niveles bajos de azufre, la cromatografía de gases que mide compuestos de azufre volátiles y la prueba BANA, que se utiliza para calcular los niveles de una enzima específica producida por bacterias que causan halitosis, se podrá determinar en principio el origen de este trastorno.