Comer demasiadas grasas –especialmente las saturadas– y azúcar en la infancia puede alterar el microbioma de por vida, incluso si después se lleva una dieta más equilibrada.

Así ha quedado de manifiesto en un estudio realizado por investigadores de UC Riverside. De momento, se ha llevado a cabo con ratones, pero tiene importancia porque es uno de los primeros en demostrar una disminución significativa en el número total y la diversidad de bacterias intestinales en los ejemplares adultos de estos animales alimentados con una dieta poco saludable cuando eran jóvenes.

PizzaLas grasas saturadas afectan el bienestar del microbioma

Según los expertos, el efecto que han observado es equivalente al que sucedería en los niños que llevaran una dieta alta en grasas y azúcar como la que llevan un amplio sector de la población en la sociedad occidental. Y la consecuencia es que su microbioma intestinal se ve afectado hasta seis años después de la pubertad.

La investigación aparece publicada en un artículo del Journal of Experimental Biology. El microbioma engloba las bacterias, hongos, parásitos y virus que conviven dentro una persona o animal. La mayoría de estos microorganismos se encuentran en los intestinos, y gran parte de ellos son útiles, porque estimulan el sistema inmunológico, descomponen los alimentos y ayudan a sintetizar las vitaminas clave.

En un cuerpo sano, existe un equilibrio de organismos patógenos y beneficiosos. Sin embargo, si se altera el equilibrio, ya sea por el uso de antibióticos, una enfermedad o una dieta poco saludable, el cuerpo podría volverse susceptible a las enfermedades.

En este estudio, los científicos analizaron los impactos en el microbioma después de dividir a los ratones en cuatro grupos: uno primero alimentados con una dieta equilibrada y saludable, otro con una dieta rica en grasas saturadas y azúcar, otro con acceso a una rueda para hacer ejercicio y otro sin ella. Después de pasar tres semanas, todos los ratones volvieron a seguir una dieta equilibrada sin ejercicio. Los expertos descubrieron que la cantidad de bacterias como Muribaculum intestinale se redujo significativamente en el grupo de la dieta rica en azúcares y grasas saturadas.

El análisis también demostró que las bacterias intestinales son sensibles a la cantidad de ejercicio que hacen los ratones. Las bacterias muribaculum aumentaron en ratones alimentados con una dieta estándar que tenían acceso a una rueda para correr y disminuyeron en ratones con una dieta alta en azúcares, hicieran ejercicio o no.

Los investigadores creen que esta especie de bacteria y la familia de bacterias a la que pertenece podrían influir en la cantidad de energía disponible para el organismo, aunque también se están investigando otras funciones que pudiera desempeñar.

Niña corriendoSegún el estudio, la práctica del ejercicio favorece la producción de microbioma

Otro efecto que se descubrió en el estudio y que llamó la atención de los científicos es el aumento de una especie de bacteria muy similar cuya presencia aumentó después de cinco semanas de entrenamiento en cinta rodante, lo que sugiere la importancia del ejercicio en el microbioma.