El confinamiento decretado en muchos países por la pandemia de la COVID-19 han tenido un gran impacto en la vida cotidiana de las personas en todo el mundo incluido su sueño. Así lo demuestran dos estudios publicados en la revista Current Biology. Ambos demuestran que los cambios de horarios de la escuela y el trabajo y el hecho de pasar más tiempo en el hogar han producido estas alteraciones.

El primer estudio ha sido llevado a cabo por expertos de la Universidad de Basilea en Suiza y la conclusión es que la calidad general del sueño ha disminuido. Para llevar a cabo el estudio exploraron los efectos de la fase más estricta del confinamiento en la relación con los ritmos sociales y biológicos, así como el sueño durante un período de seis semanas desde mediados de marzo hasta el final de abril de 2020 en Austria, Alemania y Suiza.

Hombre dormido

Los datos mostraron que el confinamiento redujo el desajuste entre el tiempo de sueño y vigilia social y biológico, ya que las personas comenzaron a trabajar más desde casa y a dormir más horas regulares día a día. La gente también dormía unos 15 minutos más cada noche. Sin embargo, los datos indicaron una percepción de que la calidad del sueño había disminuido, posiblemente derivado del estrés y la carga con la que han vivido durante este periodo.

Pero no todo es negativo. En el otro estudio llevado a cabo por la Universidad de Colorado se reunió a un grupo de 139 estudiantes universitarios y les formularon preguntas similares al comparar el sueño antes y durante la orden de quedarse en casa. Concluyeron que la duración del sueño nocturno aumentó en aproximadamente 30 minutos durante los días de semana y 24 minutos los fines de semana. El momento del sueño también se hizo más regular día a día, y hubo menos desfase social.

Los estudiantes se quedaron despiertos unos 50 minutos más tarde mientras permanecían en casa durante los días laborables y unos 25 minutos más tarde los fines de semana. Los estudiantes que tendían a dormir menos antes de que la pandemia mostraron el mayor aumento en la cantidad de sueño después de que dejaron de ir a clases presenciales. De hecho, en el confinamiento, el 92 por ciento de los estudiantes durmieron las 7 horas recomendadas o más de sueño por noche, en comparación con el 84 por ciento anterior. 

Mujer dormida

Por lo tanto, como nota positiva, la relajación de los horarios sociales también condujo a una mejor alineación entre los factores externos o sociales que determinan nuestro tiempo de sueño-vigilia y las señales biológicas internas de nuestro cuerpo. Esto también se asoció con un sueño general más prolongado, tal y como describen los expertos.

La duración insuficiente del sueño, el horario irregular y tardío del sueño y el desfase horario social son comunes en la sociedad moderna y estos malos comportamientos de salud del sueño contribuyen y empeoran los principales problemas de salud y seguridad, como enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares, aumento de peso y obesidad, diabetes, trastornos del estado de ánimo como depresión y ansiedad, abuso de sustancias y problemas de salud inmunológica, así como somnolencia matutina, deterioro cognitivo, reducción de la productividad laboral, bajo rendimiento escolar y riesgo de accidentes.