El teletrabajo, los niños, los deberes, las comidas… durante el confinamiento, puede resultar extremadamente difícil para muchas parejas encontrar tiempo para dedicar a ambos y cultivar la comunicación y la relación entre ambos. Pero eso no quiere decir que no haya que intentar hacer un esfuerzo, porque es muy necesario intentar dedicarse tiempo al margen de los hijos y de las obligaciones derivadas del día a día. Incluso para aquellas parejas que no tienen hijos.

Comunicarse es un arte que se aprende y que se debe practicar y cuidar. El secreto de la comunicación consiste en permitir que el otro participe de lo que uno vive y experimenta, y su falta de desarrollo constituye uno de los problemas fundamentales a los que tiene que enfrentarse una pareja. De hecho, se calcula que el 90% de los matrimonios que acuden a la consulta de un terapeuta de familia padecen esta dificultad en su vida.
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Si bien cuando comienzan las relaciones, se suele compartir todo, a medida que pasa el tiempo se empieza a dar por supuesto todo lo referido al otro y se sobreentiende que el nivel de conocimiento es tan grande que no hace falta saber más. Esto deriva en un desinterés en escuchar y en comunicar los sentimientos y deseos, en lo que puede ser el origen de una distancia afectiva que si no se trata puede desembocar en una grave crisis.

Por lo tanto, se hace necesario encontrar momentos durante el día a solas en los que la comunicación juegue un papel fundamental, entendida como la capacidad de escuchar al otro y de expresarle los sentimientos y emociones, pues de esta forma se sentará la base para el entendimiento y el conocimiento entre ambos.

El hecho de transmitir los sentimientos es, por tanto, una de las bases de la comunicación. Y no se debe de confundir con el hecho de mantener conversaciones a diario sin ser capaz de transmitir los pensamientos más profundos. El diálogo no debe reducirse a la intendencia del hogar, qué hay que hacer en la casa, quien se encarga de los deberes de los hijos, ir al supermercado u ordenar o limpiar la casa. En estas situaciones los sentimientos quedan a un lado, cuando deberían ser lo fundamental. Hay que hablar de cómo se encuentra cada miembro de la pareja, de cómo se está viviendo este periodo tan complicado, de lo que les preocupa aparte del trabajo o los niños, de la relación...

Parte de esta dificultad en la comunicación deriva del desconocimiento personal. Las personas no sólo tienden a dialogar poco con sus parejas con el paso del tiempo, sino también consigo mismos. Por eso es importante reservarse un tiempo para analizar cómo se está viviendo estos días en los que la pandemia ha trastocado tanto nuestras vidas y rutinas.
Pareja riendo

Hay que analizar el porqué de las emociones que sentimos para conocernos mejor y transmitirle los sentimientos a la pareja. Si uno se acostumbra a encontrar las razones y los motivos de las satisfacciones e insatisfacciones, tendrá más fácil la posibilidad de expresárselas a su pareja. Cualquier circunstancia es necesaria vivirla hasta el fondo, lo que no significa ir al límite, sino tener la capacidad de ser sincero con uno mismo y reconocer la importancia de las experiencias en la vida.