La pandemia del coronavirus nos ha cambiado a todos. Ha cambiado la manera como nos relacionamos, la manera como ligamos, la manera como nos comunicamos y también el contacto social. Lo que sigue siendo una incógnita es si los cambios han llegado para quedarse o cuando pase todo volveremos a los orígenes.

Precisamente, esta cuestión es una a las que quiere dar respuesta el psicoanalista y profesor colaborador de la UOC José Ramon Ubieto en el libro El mundo pos-covid. Así, constata que a lo largo de un año de pandemia se han constatado varias cosas. "Durante el primer confinamiento, la distancia con el otro tuvo efectos terapéuticos para mucha gente". En este sentido, destaca que algunas personas ya vivían el entorno como algo hostil y pone de ejemplo niños que pueden sufrir acoso, nervios en la escuela o en el trabajo. Tensiones, presiones o incluso, personas con trastornos mentales. "Para estas personas, el confinamiento fue un aligeramiento con respecto a un movimiento frenético, una especie de freno y relax".

Distancia y vínculos sociales

Otras personas vivieron esta distancia de forma diferente, no les funcionó. Ubieto habla de un tipo de persona con un perfil muy concreto. Gente que necesita consumir o tener conversación. Los que después del trabajo necesitan pasar por el bar porque no soportan estar en casa, más asociado al paradigma masculino, o bien una mujer o chica que necesita explicar su vida a una amiga, asociado al paradigma femenino.

La tercera constatación que comenta el psicólogo en conversación con ElNacional.cat sueño los cambios en los vínculos sociales. "Hay personas, que han perdido a alguien que no salían o que salen poco, eran vulnerables o vivían en soledad y la distancia se ha incorporado como una manera del vínculo. Habrá el riesgo de que no salgan de casa y eso no pasará solo con personas mayores".

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Camping / Unsplash

Lo que seguro que quedará, a toda costa, es la distancia como concepto. "Todos iremos incorporando de una manera u otra la distancia como un elemento más presente que antes. Habrá acontecimientos multitudinarios que quizás no nos gustarán como antes. Habrá personas que quizás no irán, eso quedará como secuela durante un tiempo, uso de mascarilla, sea con viajes de avión o en algunos espacios concretos, como ya hacen las personas asiáticas". Así, destaca que la vivencia de la pandemia tiene que ver con la fragilidad. "Estas personas que dicen que se sienten poca cosa, inseguras, que no son capaces de sostener un trabajo, una relación, la distancia será una necesidad". Contrariamente, destaca que las personas que viven su fragilidad con más coraje y menos angustia irán un poco volviendo a la normalidad, pero durante un tiempo "notarán esta distancia". E ironiza: "Nos haremos un poco nórdicos".

Y eso nos lleva a otra pregunta. ¿Qué pasará con los dos besos a la hora de saludarse? Ubieto constata que es probable que se mantenga en entornos más próximos, familiares, amigos, pero que con personas desconocidas es posible que se pase a otro tipo de saludo, como ya pasa en otras culturas. "No lo dejaremos de hacer, pero lo haremos con menos alegría y con un poco más de distancia".

La virtualidad, en el punto de mira

Otra constatación que recoge el libro es la efervescencia del hecho virtual, recursos virtuales, satisfacción individual, acceder a muchas personas sin contactar con el otro, ligar por internet, sexo online o educarse por internet serán cosas que irán al alza. "Será un fenómeno creciente, pero no acabará con la presencia. Tenemos que encontrar un híbrido entre presencia y virtual", y detalla que tiene algunos pacientes que sabiendo que se pueden hacer sesiones online, por comodidad y para evitar el contacto, lo prefieren.

En esta misma línea, la presencialidad, expone, es irrenunciable. "La presencia no quiere decir solo presencia física, es el cuerpo, la tensión, la emoción. Y remarca que "no es lo mismo una explicación virtual que si lo hace a clase, con elementos de interacción como es la capacidad de respuesta que puede tener alguien, hay un lenguaje que no pasa por la palabra, que no es la misma la pasión que se transmite de un lugar al otro".

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Conversación de WhatsApp / Unsplash

Sin embargo, el experto señala que "la virtualidad es interesante cuando evoca la presencia, es decir, cuando evocamos aquello que hemos tenido antes". "Hemos hablado con presencia y ahora lo hacemos virtualmente". Y subraya que "cuando evoca la presencia, tiene muchas virtudes".

¿Efectos en la educación?

Sin embargo, la virtualidad tiene efectos en la educación. "Hay estudios sobre cuál es el mejor porcentaje de educación virtual a la semana, y los expertos consideran que en la primaria eso es de 45 minutos", comenta.

Así, también destaca que la lectura es mucho más superficial a través de las pantallas, porque con el libro físico puedes volver atrás o subrayar conceptos. "En la pantalla, la miras, tocas el móvil... favorece el multitasking, no vuelves atrás si no acabas de entender el concepto", y concluye afirmando que "tiene un elemento más de dispersión".

 

Imagen principal: un grupo de personas al final de un túnel / Unsplash