Investigadores del Grupo de Investigación en Nutrición Funcional, Oxidación y Enfermedad Cardiovascular (NFOC-Salut) de la Universitat Rovira i Virgili  (URV) han constatado los beneficios de la ingesta de manzanas para la prevención de enfermedades cardiovasculares. El grupo ha analizado los estudios hechos hasta ahora sobre el efecto del consumo de manzanas de pulpa roja ricas en antocianinas para reducir el colesterol, en el marco del proyecto AppleCor. La prueba científica demuestra que los individuos que ingieren al menos una manzana entera al día -unos 100 gramos-, como mínimo durante un año, reducen en un 14% el riesgo de morir por cualquier causa, en un 27% el riesgo de morir por ictus y en un 25% el riesgo de morir por un infarto cardiaco y de sufrir un ictus. Además, se reduce en un 9% el riesgo de hipertensión y en un 24% el riesgo de que la aorta se calcifique de manera grave.

Por otra parte, el efecto del consumo de manzanas, verificado mediante estudios de intervención nutricional, demuestra que tienen un efecto beneficioso en los niveles lipídicos sanguíneos. Así pues, comer una manzana al día durante al menos ocho semanas reduce los valores de colesterol total y de colesterol de baja densidad (LDL o 'colesterol malo'). A estos beneficios se añade que consumir una manzana al día hace aumentar los niveles de colesterol de alta densidad (HDL o 'colesterol bueno').

Los beneficios de esta fruta no sólo se limitan a los lípidos sanguíneos sino que también hacen disminuir los niveles de inflamación con la reducción de un grupo de proteínas conocidas como citocinas proinflamatorias y con otros marcadores de inflamación determinados en sangre, como la proteína C reactiva.

Mejora de la función arterial

De la misma manera, la ingesta de 200 gramos de manzana entera provoca la reducción de la presión arterial sistólica y mejora la función arterial durante las dos horas después de haber consumido. Estas ventajas se demostraron consumiendo una manzana al día sin importar la clase, pero, como explica el equipo investigador, una gran parte de la magnitud de los efectos depende del origen geográfico de las manzanas consumidas, ya que condiciones como el clima, la temporada de cosecha y el tipo de suelo modifican significativamente la composición nutricional.

Estos resultados forman parte del proyecto AppleCor, que ha recibido el apoyo del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad, la Agencia Estatal de Investigación y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional. Dentro de este proyecto se enmarca la tesis doctoral de Andrée Sandoval, uno de los doctorandos cofinanciados por la Fundación La Pedrera, que también forma parte de los 45 doctorandos contratados a través del programa Martí i Franquès COFUND de la URV.