Con el paso de los años, sobre todo las mujeres a partir de la menopausia, los huesos pierden densidad y se produce un deterioro que implica un mayor riesgo de fracturas. La osteoporosis puede convertirse en un verdadero problema para muchas personas, en especial las que tienen otros familiares con el mismo padecimiento, han llevado hábitos de vida poco saludables, padecen enfermedades como el hipertiroidismo o han tomado con frecuencia corticosteroides.

Recientemente un equipo de científicos de la Universidad de Ginebra (UNIGE), en Suiza, ha realizado una investigación en la que concluyen que la exposición a temperaturas ambientales más cálidas (alrededor de 34°C) aumenta la resistencia ósea, al tiempo que previene la pérdida de densidad. Si a esto se le suma un cambio en la composición de la microbiota intestinal también provocado por el calor, los resultados son llamativos.

Mujer de mediana edad

El estudio

Los expertos realizaron un experimento con ratones, a los que se les introdujo en una cámara con una temperatura de 34°C para minimizar el choque térmico asociado con su nacimiento. Con el tiempo, descubrieron que tenían huesos más largos y fuertes que los que habían estado a temperaturas más bajas, lo que confirma que el crecimiento óseo se ve afectado por la temperatura ambiente.

En el caso de los ratones adultos, al colocar varios grupos en un ambiente cálido, los científicos observaron que, si bien el tamaño de los huesos se mantuvo sin cambios, la fuerza y ​​la densidad de los huesos mejoraron en gran medida. Luego repitieron su experimento con ratones que tenían una osteoporosis post-menopáusica después de una ovariectomía y pudieron comprobar que el simple hecho de introducirles en un entorno más caluroso, los protegió de la pérdida ósea típica de la osteoporosis.

El equipo de investigación analizó datos epidemiológicos globales sobre la incidencia de osteoporosis en relación con la temperatura media, la latitud, el consumo de calcio y los niveles de vitamina D. Curiosamente, encontraron que cuanto más alta es la temperatura, menos fracturas de cadera, una de las principales consecuencias de la osteoporosis, independientemente de otros factores. “Encontramos una clara correlación entre la latitud geográfica y las fracturas de cadera, lo que significa que en los países del norte la incidencia es mayor en comparación con el sur más cálido”, aseguran los expertos. El calor resultó aún más determinante que otros factores como menores niveles de vitamina D o de calcio, lo que resultó sorprendente.

En el experimento también participaron especialistas en microbiota, que decidieron trasplantar la microbiota de ratones que vivían en un entorno de 34° a otros ratones con osteoporosis. Los resultados mostraron que la calidad ósea mejoró rápidamente. “Estos hallazgos pueden implicar una extensión de la regla de Allen, lo que sugiere efectos del calor independientes del alargamiento, que favorecen predominantemente la densidad y la fuerza óseas durante la edad adulta a través de alteraciones de la microbiota”, afirman.

Rayos X

Al parecer, cuando el organismo se adapta al calor, provoca una interrupción en la síntesis y degradación de las poliaminas, moléculas que intervienen en el envejecimiento y, en particular, en la salud ósea. Con el calor, aumenta la síntesis de poliaminas, mientras que se reduce su degradación. De este modo, afectan la actividad de los osteoblastos (las células que forman los huesos) y reducen el número de osteoclastos (las células que degradan los huesos).