Las lesiones del manguito rotador (tendones del hombro) también se conocen como “hombro de tenista” u “hombro del nadador”, lo cual ya da pistas de que la lesión está relacionada con la actividad deportiva, entre otras causas. Determinados trabajos que impliquen movimientos repetitivos y sobrecarga del hombro, la edad avanzada, y en ocasiones caídas o contracciones bruscas son otros dos factores de riesgo para una lesión del manguito rotador.

El manguito rotador es un complejo conjunto de tendones y músculos situados alrededor del hombro cuya función es permitir su movilidad y mantener la estabilidad articular. En ocasiones, esos tendones pueden deteriorarse e incluso romperse, generando dolor y problemas de fuerza y movilidad.

Se estima que la incidencia de lesiones del manguito rotador es de 3,7 casos por 100.000 personas al año, siendo mayor a partir de los 50 años de edad entre los hombres, y de los 60 en las mujeres.

Por lo general, estas lesiones se producen por el deterioro progresivo con el paso del tiempo asociado a alta actividad física (laboral o deportiva) más que por un evento traumático único. Esto explica, por ejemplo, que el dolor de hombro afecte hasta al 18 % de determinados trabajadores manuales, y que su incidencia también sea relativamente más alta como consecuencia de las prácticas deportivas mencionadas antes.

El tratamiento de elección de una rotura tendinosa del manguito rotador es su reparación quirúrgica. Desafortunadamente, muchos pacientes tienen roturas que no son reparables, o no mejoran con la operación y el tendón no cicatriza, incluso con varias intervenciones consecutivas.

“En la mayoría de estos casos existe un déficit biológico subyacente que impide la correcta cicatrización. Es ahí donde las terapias biológicas combinadas con una correcta técnica quirúrgica y rehabilitación postoperatoria pueden ayudar mucho a estos pacientes”, explica el doctor Eduard Alentorn Geli, especialista en cirugía reconstructiva de hombro y codo, cirugía artroscópica y tratamientos biológicos del equipo del prestigioso y mundialmente reconocido doctor Ramón Cugat en el Hospital Quirónsalud Barcelona.

Una alternativa para pacientes jóvenes

Cuando la cirugía reparadora de los tendones no da resultados, la prótesis de hombro puede ser una buena solución, con salvedades. “En pacientes jóvenes no es recomendable porque, debido a su mayor nivel de actividad cotidiana, los implantes se desgastan más rápido y es preciso recambiarlos a edades más tempranas. Por tanto, es necesario intentar preservar la articulación en estos pacientes y dejar las opciones de prótesis como último recurso”, afirma el doctor Alentorn.

En estos casos, el especialista recomienda la técnica de transferencia tendinosa, que como su nombre indica consiste en utilizar un tendón de otra parte del cuerpo del paciente para reemplazar el tendón dañado.

Formado en la prestigiosa Clínica Mayo de Minnesota (Estados Unidos), el doctor Eduard Alentorn viene practicando en España la denominada transferencia de Elhassan, que usa el trapecio inferior para roturas irreparables del manguito de los rotadores posterosuperior “con resultados esperanzadores en pacientes seleccionados. Aunque no es lo mismo, esta técnica permite reducir el dolor y recuperar cierto grado de movilidad y no tiene el inconveniente del desgaste de las prótesis”, explica.

En opinión del especialista de Quirónsalud Barcelona, “la utilización de prótesis de hombro para solucionar roturas irreparables de los tendones es una opción en la que tenemos mucha experiencia y que sabemos que funciona, pero creemos que deben agotarse primero las opciones de preservación articular antes de recurrir al reemplazo de la articulación, especialmente en pacientes jóvenes”.

Terapias biológicas combinadas

Pero no sólo cirugía. El equipo del doctor Ramón Cugat tiene una muy amplia experiencia en terapias biológicas para lesiones de tendones, ligamentos, músculo, cartílago, meniscos y hueso. El doctor Alentorn es experto en terapias biológicas aplicadas a las lesiones del hombro para mejorar y acelerar la recuperación natural de los tejidos que hayan sido intervenidos. “Conseguir que el tendón sea reparado en su sitio y que éste cicatrice es la situación ideal a la que tenemos que aspirar, puesto que será lo que mejor replicará la normal anatomía del paciente y, por tanto, lo que más posibilidades va a tener de eliminar el dolor y proporcionar una adecuada función al paciente”.

El doctor Alentorn añade “En muchas ocasiones, existe un sustrato biológico subyacente que ha contribuido a que se creara la propia lesión. Por tanto, es recomendable que se añadan terapias biológicas a la cirugía. Esto es especialmente necesario en casos de roturas tendinosas en las que se han intentado reparaciones previas y no han cicatrizado.”

El uso de células madre y factores de crecimiento en estas lesiones “tiene la virtud de que ayuda al organismo a acelerar sus propios procesos naturales de reparación o regeneración y de que su empleo es perfectamente compatible con otras técnicas quirúrgicas y fisioterapéuticas postoperatorias de efectividad sobradamente conocida”.

“La clave está en poner sobre la mesa todas las opciones disponibles y elegir aquellas que, por sí solas o combinadas, mejor se adapten al paciente y a la lesión concreta que tengamos”, concluye el experto del Hospital Quirónsalud Barcelona.