Pocas imágenes hay más icónicas del marketing primitivo como la del vendedor de crecepelo rodeado de una multitud de curiosos en la plaza de cualquier pueblo o ciudad. Conocidos desde hace siglos en medio mundo, su encumbramiento definitivo vino con el género de cine Western, que solía incorporarlo en los guiones más variopintos como secundario obligado. Desafortunadamente para ellos, el “vendedor de crecepelo” también ha derivado como metáfora de timador o charlatán.

En cierto modo, hoy no han cambiado las cosas tanto como cabía esperar. Sigue habiendo vendedores de crecepelo milagroso, compuesto de las sustancias más insospechadas, pero cuya evidencia científica brilla por su ausencia. Solo un pequeño grupo de compuestos sí ha demostrado que funciona, pero sigue sin existir alguna formulación química de eficacia universal.

Frente a este denostado personaje popular (y sus dudosos productos), la cirugía capilar ha supuesto una revolución en toda regla en los ancestrales intentos de millones de hombres -y, en menor medida, de mujeres- por recuperar el cabello perdido. Y, también, en los esfuerzos de la clase médica por dar con la solución a la calvicie, que afecta nada menos que a la mitad de los hombres en algún momento de su vida. De los diversos tipos de calvicie existentes, la denominada alopecia androgénica abarca el 80 % de los casos.

 La cirugía capilar ha supuesto una revolución en toda regla. La mitad de los hombres en algún momento de su vida sufrirán calvície

“El progreso de los tratamientos actuales en medicina capilar permite proponer una terapéutica médica o quirúrgica adaptada a la importancia de la caída del cabello y de la calvicie para cada paciente. El microinjerto de unidades foliculares es un progreso técnico fundamental. Esta técnica permite una recuperación definitiva del cabello en las calvicies de ciertas regiones pilosas del hombre y de la mujer”. Lo explica la doctora Marina Garrido, especialista en cirugía capilar del Hospital Quirónsalud Barcelona y del Hospital El Pilar. Pero, con la misma rotundidad, advierte: “Para garantizar su éxito debe ser realizada por un equipo quirúrgico altamente especializado y entrenado en microcirugía”.

“En el trasplante de mini microinjertos o de unidades foliculares ha habido muchos progresos que nos permiten tanto acertar en la elección de la técnica que mejor se adapta a las necesidades del paciente como optimizar su realización y los resultados finales”, señala la doctora Garrido.

Para garantizar unos resultados "óptimos y permanentes" hay que seleccionar los pacientes en función del perfil psicológico, adecuar las posibilidades terapéuticas de acuerdo a su deseo estético y prevenir a todos los pacientes menores de 30 años de la evolución probable de la alopecia androgenética . También es necesario, según la doctora Garrido hacer una planificación del tratamiento adaptado en cada caso y adaptar los instrumentos y la técnica a las particularidades del cabello y del cuero cabelludo según la raza y el sexo. De esta manera se evitará "crear falsas expectativas en el paciente que sólo generan frustración", recalca.

Cirugía y a casa: así es el postoperatorio

El proceso de microinjertos se realiza bajo anestesia local, con lo que el paciente no siente ningún tipo de dolor durante la intervención y puede volver a casa nada más finalizar la cirugía. El postoperatorio de la cirugía capilar está marcado por un ligero edema frontal que se reabsorbe en pocos días, y únicamente se nota una ligera molestia que se calma con analgésicos suaves.

En cuanto a sus resultados prácticos, es decir, recuperar el cabello de forma permanente en la zona con calvicie, empiezan a ser visibles entre cuatro y seis meses después y son definitivos alrededor del año de evolución de la intervención. No obstante, la especialista en cirugía capilar de los hospitales Quirónsalud Barcelona y El Pilar recomienda otras pautas que deben seguirse durante el postoperatorio para reforzar el éxito de la intervención.

Los resultados empiezan a ser visibles entre cuatro y seis meses después y son definitivos alrededor del año de evolución de la intervención

Junto a un correcto lavado del cabello con champú antiséptico, “es importante saber asociar a los microinjertos la aplicación de Minoxidil 2 %  al 5% (un tratamiento tópico de eficacia probada) y la toma de antiandrógenos en hombres y mujeres”. Según su experiencia clínica, esto ayuda a detener el proceso de calvicie, atenúa la caída eventual de cabellos residuales persistentes entre los injertos, disminuye la caída transitoria de los cabellos injertados (lo que puede producirse a los quince días de la intervención y luego crecen de nuevo) y acelera el crecimiento de los cabellos trasplantados y no trasplantados perdidos transitoriamente durante el postoperatorio.

Microcirugía, procedimientos basados en la evidencia y gran especialización médica y técnica (y altos niveles de honestidad) parecen haber desterrado por fin el mito popular del vendedor de crecepelo, reemplazándolo por especialistas en medicina capilar que, si bien no congregan a multitudes para escucharles, sí cumplen lo que prometen.

Dos tipos de injertos capilares

Técnica FUSS o de la tira: consiste en la extracción de una tira de piel del cuero cabelludo (donante) a partir de la que se separarán las unidades foliculares que posteriormente se insertarán en la zona a tratar.

Técnica FUE: la extracción de las unidades foliculares se realiza de forma individual, una a una, de forma manual o asistida con micromotor, para posteriormente ser insertadas en la zona receptora.