Tus análisis están bien, no tienes ninguna enfermedad y no tienes un motivo evidente… pero te sientes siempre cansado o cansada. No eres una excepción. Se calcula que alrededor de un tercio de la población presenta de forma crónica síntomas de cansancio y fatiga que, aunque no le impide llevar un vida normal, le supone una rémora en sus actividades diarias.

Aunque siempre es adecuado acudir al médico para hacer un diagnóstico y, en ocasiones, la fatiga es síntoma de otro tipo de patologías, un porcentaje amplio se debe a los hábitos de vida que seguimos. Estas son algunas razones que podrían explicar tu cansancio crónico:

Consumes demasiados carbohidratos refinados

Consumir azúcar y carbohidratos procesados provocan un aumento rápido del azúcar en la sangre. Inmediatamente después, el páncreas produce una gran cantidad de insulina para equilibrar los niveles de azúcar. Este mecanismo termina provocando una sensación de fatiga que, a su vez, nos lleva a consumir más alimentos procesados para paliarlo. Por eso hay que sustituir estos productos por verduras, frutas y legumbres, la base de una alimentación equilibrada.

No duermes lo suficiente ni respetas los ritmos circadianos

¿Qué es dormir lo suficiente? Pues depende de la edad, el estilo de vida, la salud… Pero los expertos coinciden en que una media de ocho horas al día es lo adecuado. Dormir bien previene la depresión, aumenta la creatividad, nos ayuda a tener más energía durante el día y mejora los índices de estrés. Pero tampoco hay que olvidar la importancia de los ciclos circadianos, que son una serie de cambios físicos y mentales que experimentamos a lo largo del día. Se originan en el hipotálamo y están regulados por la luz. Lo aconsejable es cenar temprano y no irse a la cama más tarde de las once de la noche.

Llevas una vida sedentaria

La mayoría de los trabajos que desarrollamos nos dificultan llevar una vida activa, que tantos beneficios tiene para nuestra salud. Uno de los grandes descubrimientos de los últimos tiempos ha sido el del ejercicio físico acumulado. Las investigaciones han demostrado que si no encuentras el tiempo a lo largo del día para hacer una hora de ejercicio seguido, puedes ir acumulando este tiempo dividiéndolo en espacios que no deben ser menores de quince minutos. Así te será más fácil.

No comes las suficientes proteínas

La fatiga crónica es uno de los síntomas más evidentes de la falta de ingesta de proteínas. Los músculos, cartílagos, ligamentos e incluso nuestra piel, están compuestos de proteína constituidas en cadenas de aminoácidos. Su consumo es necesario porque nos aporta energía necesarias para llevar a cabo los complejos mecanismos que lleva día a día nuestro cuerpo. Además, son necesarias para la reparación de tejidos, la oxigenación del organismo y el sistema inmunológico. Si quieres saber cuál es la cantidad que debes tomar cada día, calcula que se recomienda comer entre 0,7 y 0,8 gramos de proteína por kilo de peso.

No te estás hidratando correctamente

El agua es un nutriente esencial para la vida, de hecho podemos vivir más tiempo sin comer que sin beber. Nuestro cuerpo no almacena agua, por lo que debemos reponer aquella que perdemos para mantener un equilibrio hídrico. Principalmente se hace a través de la ingesta de líquidos y a través de otros alimentos como las frutas o verduras, que contienen agua en su composición. Las recomendaciones diarias de aporte de agua para personas con una actividad normal son del 80% a partir de las bebidas y un 20% a partir de alimentos. Según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) la ingesta recomendada en adultos debe ser de 2,5 litros/día para hombres y 2 litros/día para mujeres. Unas cantidades que incumple alrededor del 75% de la población. Si quieres saber si estás correctamente hidratado, el método más sencillo es comprobar el color de la orina: el color claro indica un estado de hidratación adecuado mientras que el color oscuro informa de un estado de deshidratación.