Uno de los principales problemas de las personas que hacen dieta es el efecto yoyó, es decir, volver a recuperar el peso perdido una vez se abandona la pauta de alimentación en cuestión. Por este motivo, los nutricionistas tienen cada vez más claro que las dietas al uso no son efectivas, y por eso se aboga por un cambio en el estilo de vida y un plan de alimentación de por vida.

Pero, aun así, y aunque la pérdida de peso no sea rápida y se deba a una transformación de los hábitos, el fantasma de la recuperación de los kilos siempre está al acecho. Y lo cierto es que, para evitarlo, el ejercicio físico es fundamental.

Así ha quedado de manifiesto en un estudio llevado a cabo en China y en el que se han identificado los cinco tipos de ejercicio que son más efectivos para ayudar a las personas con predisposición a la obesidad a evitar ese aumento de peso después de haberlo perdido. 

La investigación, publicada en la revista PLOS Genetics, concluye que correr regularmente ocupa la primera posición. En segundo lugar, aparece la escalada, seguido de caminar, el baile y las prolongadas prácticas de yoga

Correr

El estudio ha incluido un gran número de participantes, 18.424 adultos de 30 a 70 años, a los que se les pidió que registraran sus rutinas de ejercicio. A continuación, se compararon estos registros con la genética de los individuos.

Se utilizaron tres medidas diferentes para determinar la obesidad: el índice de masa corporal (IMC), el porcentaje de grasa corporal y la relación cintura-cadera y se demostró que con aquellos que realizaron los ejercicios anteriormente citados, lograron un mayor éxito a la hora de no engordar. En cuanto a los ejercicios que resultaron ser los menos efectivos fueron el ciclismo, los estiramientos y la natación.

Natación

Los expertos que participan en esta investigación sostienen que correr mantiene la frecuencia cardíaca en una zona de bajo nivel, que se considera óptima para quemar grasas. Esto quiere decir que el cuerpo utiliza la grasa como fuente principal de combustible para mantener la frecuencia cardíaca en esa zona.

Cuando la tasa de esfuerzo aumenta con mayor resistencia o velocidad, la frecuencia cardíaca aumenta y el organismo utiliza el glucógeno o azúcar como combustible. Con el resto de ejercicios, ocurre algo parecido. Requieren un mayor gasto calórico, que favorece la pérdida de peso. En cuanto a los ejercicios menos efectivos para adelgazar, los investigadores aseguran que no exigen tanta tensión en el sistema cardiovascular y biomecánico de forma combinada como los anteriores.

Para aquellos que no son corredores, el mejor consejo para empezar es hacerlo de una forma gradual y combinarlo con entrenamientos de fuerza para desarrollar los músculos de las piernas. También es bueno realizar las primeras sesiones con intervalos. Por ejemplo, un trote ligero de 3 minutos seguido de una caminata de 30 segundos. Después un trote de 4 minutos seguido de 45 segundos de caminata y, por último, otro de 5 minutos con 1 minuto de caminata.