Para algunas personas, especialmente mujeres, el acné no deja de ser una preocupación de la adolescencia y la primera juventud, sino que persiste hasta bien avanzados los 40.

Suele afectar a rostro, cuello y espalda y la realidad es que puede llegar a ser igual de frustrante que cuando se es joven. Cuando se sufre a una edad más tardía, la causa hormonal es la más probable. Suele estar relacionada con los andrógenos, que son las hormonas que estimulan las glándulas sebáceas u oleosas y los folículos pilosos de la piel.

Cuando las glándulas sebáceas son sobreestimuladas por los andrógenos, se obstruyen los poros y surge el acné. En el caso de las mujeres, es bastante normal experimentar algún brote durante la semana anterior a la menstruación. Pero en otros casos se debe a diversas dolencias. Por ejemplo, cuando al mismo tiempo que se sufre acné, se produce exceso de vello facial, reglas irregulares, aumento de peso y pérdida de cabello, podría deberse a una patología llamada el síndrome de los ovarios poliquísticos, producido precisamente por la presencia de niveles elevados de andrógenos.

Pero en ambos sexos existen causas comunes. Por ejemplo, la hiperplasia suprarrenal, una enfermedad que se debe a la falta de una de las enzimas que utilizan las glándulas suprarrenales para producir hormonas que ayudan a regular el metabolismo, el sistema inmunitario o la presión arterial también puede ser una causa. La ingesta de determinados productos para aumentar la masa muscular, el uso de medicamentos como los corticoesteroides, o de productos cosméticos también pueden provocar la aparición de brotes de acné.

Acné morena

El tratamiento varía según sea la causa. No suelen ser eficaces los mismos que se recomiendan en la adolescencia. La mejor opción es siempre acudir al dermatólogo para que identifique el origen de la afección y prescriba la solución adecuada. El tratamiento puede variar desde los fármacos con retinol para mantener limpia la piel, antibióticos, productos con ácido salicílico, anticonceptivos orales en el caso de las mujeres o cremas con peróxido de benzoilo. Todos ellos han demostrado su eficacia a la hora de tratar el acné en la etapa adulta.

En cuanto a la prevención, los hábitos alimenticios tienen un papel importante. Son totalmente desaconsejables las grasas saturadas, los fritos, el embutido, el chocolate dulce, los pasteles y otros productos con exceso de azúcar. En cambio, hay que primar la alimentación sana con verduras y frutas consumidas de forma diaria. También es aconsejable mantener una buena hidratación bebiendo suficiente agua durante el día, limpiar la piel de forma adecuada todas las noches, y evitar hábitos como el tabaco y el alcohol que empeoran los síntomas.

En el caso de los cosméticos, es mejor utilizar aquellos que estén indicados como libres de aceites o no comedogénicos, porque no obstruyen la glándula donde comienza la infección. Y si se puede, evitar el maquillaje, puesto que no deja transpirar la piel de una forma adecuada.