Correr es un buen ejercicio para el organismo. Si se realiza bajo supervisión y tras la consulta a un especialista, puede ser un aliado perfecto para mantenernos en forma y ayudarnos a prevenir enfermedades. Pero además, puede ser una actividad útil para mejorar la salud mental.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Tsukuba ha descubierto que solo diez minutos de carrera de intensidad moderada aumentan el flujo sanguíneo local en la corteza prefrontal bilateral, la parte del cerebro que juega un papel importante en el control del estado de ánimo y las funciones ejecutivas. Este descubrimiento publicado en la revista Nature puede contribuir al desarrollo de una gama más amplia de recomendaciones de tratamiento en beneficio de la salud mental.
Lo cierto es que aún no se habían examinado de cerca los efectos de correr en las regiones del cerebro que controlan el estado de ánimo y las funciones ejecutivas. “Dado el grado de control ejecutivo requerido para coordinar el equilibrio, el movimiento y la propulsión durante la carrera, es lógico que haya una mayor activación neuronal en la corteza prefrontal y que otras funciones en esta región se beneficien de este aumento de los recursos cerebrales”, explican los expertos.
Para probar su hipótesis, el equipo de investigación utilizó el test de colores y palabras de Stroop, que se utiliza para evaluar la atención, la flexibilidad cognitiva y la inhibición de respuestas automáticas. La prueba ha sido validada y aplicada en personas para orientar diagnósticos como daños cerebrales, drogadicción, demencia senil, psicopatología o estrés. También ha sido utilizado para la identificación del trastorno de estrés postraumático y el reconocimiento de déficit de atención con hiperactividad, pacientes con esquizofrenia, Alzheimer, depresión, distimia o dolor crónico, entre otros.
Los expertos recogieron datos sobre los cambios hemodinámicos asociados con la actividad cerebral mientras los participantes realizaban cada tarea. Por ejemplo, en una tarea, se muestra información incongruente, es decir, la palabra rojo está escrita en verde y el participante debe nombrar el color en lugar de leer la palabra. Para hacerlo, el cerebro debe procesar ambos conjuntos de información e inhibir la información extraña.
Los resultados demostraron que, después de diez minutos de carrera de intensidad moderada, hubo una reducción significativa en el tiempo del efecto de interferencia. Además, la activación prefrontal bilateral había aumentado significativamente durante la tarea. Después de correr, los participantes informaron estar de mejor humor. “Esto fue apoyado por hallazgos de activaciones coincidentes en las regiones corticales prefrontales involucradas en la regulación del estado de ánimo”, explican.
Dado que muchas características de la corteza prefrontal humana son exclusivamente humanas, este estudio no solo arroja luz sobre los beneficios actuales de correr, sino también sobre el posible papel que estos beneficios pueden haber desempeñado en el pasado evolutivo de los seres humanos.