La fe es una creencia que no está basada en evidencias tangibles, pero ha sido uno de los motores del mundo desde la antigüedad, especialmente la fe religiosa. Se cree que existen alrededor de 4.200 religiones vivas en el mundo y a esas habría que sumarles las que han desaparecido con el paso de los siglos.

Alrededor del 59% de la población mundial se define como religiosa, y esa condición conlleva una cosmovisión y una ética que condiciona en buena medida su estilo de vida y su comportamiento.

Pero, en lo que tiene que ver con la salud, ¿sirve para algo la fe? Pues hay diversos estudios que aseguran que las personas que padecen una enfermedad y tienen fe en un poder superior obtienen mejores resultados en el tratamiento que los no creyentes. Y en diversos campos.

Budistas

Por ejemplo, la Escuela de Medicina de Harvard, estudió en una investigación la relación entre la fe y la enfermedad mental durante años. Los investigadores analizaron a 159 pacientes en busca de tratamiento para la depresión mayor, el trastorno bipolar y otras afecciones. El progreso de los pacientes fue estudiado a través de entrevistas estructuradas con los psiquiatras supervisores. Los participantes tenían una edad media de 33 años y el 45% eran graduados universitarios. El 72% calificó su creencia en un poder superior como moderada o superior, y casi el 48% eran cristianos, mientras que el 38% afirmó no tener una afiliación religiosa específica. 

Después de un año de estudio, los investigadores descubrieron que la fe en su dios duplicaba las posibilidades de estos pacientes de responder bien al tratamiento. Es curiosa la precisión. Los resultados indicaron que durante el curso del tratamiento, la creencia en dios, y no la afiliación religiosa, fue la que se asoció con una mayor probabilidad de respuesta al tratamiento, así como con mayores reducciones en la depresión y las autolesiones y mayores aumentos en el bienestar psicológico. Al parecer, la creencia en un poder superior ofrece a las personas un cierto nivel de optimismo y esperanza, lo que podría reforzar sus respuestas al tratamiento.

El Instituto Nacional de Salud de Estados presentó hace un tiempo un informe apoyado en 42 investigaciones que involucraba a 126.000 personas. Todas ellas fueron evaluadas y la conclusión fue la misma: la asistencia regular a un templo de culto estaba relacionada con una vida más larga. ¿Las razones? Pues, al parecer, al igual que ocurría en la anterior investigación, la fe religiosa y la espiritualidad están conectadas con una mayor resistencia a las presiones de la vida, una orientación más positiva al nivel psicológico y menos preocupaciones mentales.

Rosario

Aunque también hay que decir que no todas las investigaciones han arrojado el mismo resultado. Un estudio publicado en la American Heart Journal y llevado a cabo por expertos de diferentes universidades, concluyó que las personas que sabían que alguien más estaba orando por su recuperación de una cirugía cardíaca tenían mayores tasas de complicaciones que las personas por las que no se rezaba.