En los últimos años y a diferencia de cómo se solía hacer antes, los pediatras vienen recomendando que las madres que puedan y quieran, den el pecho a sus hijos exclusivamente hasta los 6 meses de edad y luego ya comiencen a introducir alimentos sólidos.

Pero ahora, una nueva investigación apunta a que se podría comenzar a incluir alimento sólido antes de esa edad para lograr beneficios en el sueño nocturno de los bebés. Así queda de manifiesto en un estudio publicado en JAMA Pediatrics, que concluye que dar a un niño alimentos sólidos a partir de los tres meses se asocia con una mejora pequeña, pero significativa en el sueño nocturno y un menor número de despertares en comparación con los bebés que comenzaron a comer sólidos más tarde.

Bebé comiendoLos bebés a los que se les introduce alimentación sólida desde muy pronto, duermen mejor por la noche

El estudio ha sido llevado a cabo por el King's College de Londres y los resultados son concluyentes: en aquellos que comenzaban con los alimentos sólidos a partir de los tres meses se produjo una reducción de más del 50% de los trastornos graves del sueño en los bebés.

El estudio partió del departamento de Alergología del King’s College, que estaba examinando cómo se producían las alergias en los bebés mediante el estudio “Inquiring About Tolerance (EAT)”. Los expertos decidieron también explorar la conexión entre las dietas infantiles y los hábitos de sueño. Para ello, reclutaron a más de 1.300 bebés en Inglaterra y Gales entre 2009 y 2012. Todos los bebés tenían 3 meses de edad, eran bebés sanos y a término, cuyas madres los amamantaban exclusivamente.

A continuación, los investigadores clasificaron a las madres en dos grupos. A un grupo se le pidió que amamantara exclusivamente a los bebés hasta los seis meses, mientras que al segundo grupo se le pidió que continuara amamantando pero que también introdujera alimentos sólidos durante la primera semana del estudio (los bebés tenían 3 meses) y en la segunda semana comenzaran incluir seis elementos que suelen estar relacionados con las alergias en los niños: leche de vaca, cacahuete, huevo de gallina, sésamo, pescado blanco y trigo.

A continuación, se analizaron los datos de estos niños cada mes hasta que cumplieron un año de vida y luego cada tres meses hasta los 3. Las madres del primer grupo introdujeron alimentos sólidos a sus bebés a las 23 semanas de edad, mientras que las del segundo lo hicieron a las 16 semanas, aproximadamente. A partir de los seis meses, todas habían incorporado los alimentos sólidos.

Bebé tumbadoLos resultados del estudio del King's College suponen una revelación a tener en cuenta

Los resultados mostraron que los bebés que comieron alimentos sólidos antes durmieron más desde los 5 meses hasta el año, una media de 7 minutos más en concreto cada noche, sin diferencias en el sueño diurno, pero con los ajustes realizados en función de otros factores de los bebés y sus familias, se tradujo en una diferencia de 16 o 17 minutos por noche, alrededor de 2 horas a la semana.

Los bebés cuyas dietas incluían alimentos sólidos antes, también se despertaban con menos frecuencia durante la noche: tenían un promedio de dos despertares nocturnos menos cada semana que los demás. Además, estas mejoras continuaron durante el primer año de la infancia y años después.