Los niños que durante sus primeros doce meses de vida presentan dificultades persistentes a la hora de dormir, tienen más riesgo de desarrollar ansiedad y trastornos emocionales durante la infancia en los siguientes años. Así lo refleja un estudio llevado a cabo por expertos de la Universidad de Melbourne y publicado en la revista Archives of Disease in Childhood, que aconseja que se realice un seguimiento a lo largo de la infancia a los niños que duermen poco, para comprobar su estado de salud mental. 

Bebé cuna

Se calcula que alrededor del 19% de los bebés de 0 a 12 meses de edad tienen dificultades para dormir, es decir, tienen frecuentes despertares por la noche y problemas para conciliar el sueño sin la ayuda de sus padres. Los expertos que han participado en el estudio analizaron los datos de una investigación previa que realizaba un registro de la salud de 1.507 madres primerizas y sus hijos en Australia. Las madres describieron los patrones de sueño de sus hijos a los tres, seis, nueva y doce meses y de su salud mental al cumplir 4 y 10 años de edad. También completaron la prueba de la escala de ansiedad infantil Spence para padres cuando su hijo tenía 10 años. 

Los datos mostraron que los patrones de sueño de casi 1 de cada 4 bebés (24,5%) se asentaron perfectamente durante su primer año, mientras que más de la mitad, el 56% tuvieron problemas de sueño moderados y fluctuantes, y alrededor de 1 de cada 5, el 19,5%, tuvo persistentes y severos problemas de sueño. 

Al comparar estos datos con los estudios de la salud mental, pudieron comprobar que estos últimos tenían más riesgo de sufrir ansiedad infantil y problemas emocionales. En concreto, y en comparación con los bebés cuyos patrones de sueño se asentaron bien, los que presentaban dificultades tenían casi 3 veces más probabilidades de tener síntomas de problemas emocionales cuando tenían 4 años. Y tenían más del doble de probabilidades de cumplir con los criterios de diagnóstico para un trastorno emocional cuando tenían 10 años. Cuando hablan de trastorno emocional, los expertos se refieren a ansiedad por separación, fobia social, agorafobia, desorden obsesivo compulsivo, fobias específicas, trastorno de pánico, ansiedad generalizada y depresión. 

Niño

Los científicos subrayan que estos hallazgos no son aislados, sino que vienen a confirmar otros resultados que se han llevado a cabo en investigaciones anteriores. Por eso, aconsejan que estos niños tengan un seguimiento para poder tratar de forma temprana los posibles trastornos. Además, recomiendan que los padres puedan llevar a cabo una serie de pautas para lograr un buen patrón del sueño en los bebés más pequeños, para poder prevenir en el futuro este tipo de trastornos emocionales.