La aspirina ha sido uno de los medicamentos clásicos en los botiquines de las familias durante muchos años. Se trata de un medicamento antiinflamatorio no esteroideo que se ha utilizado como analgésico y también como antiplaquetario, pues previene que las plaquetas se aglomeren para formar un coágulo, disminuyendo la posibilidad de sufrir un accidente cerebrovascular.

También son muchos los estudios que han concluido que las personas que toman este fármaco tienen un menor riesgo de desarrollar determinados tipos de cáncer. Por ejemplo, la Escuela de Medicina de Harvard publicó un estudio en el que recomendaba seguir investigando acerca del posible uso de la aspirina frente al cáncer colorrectal, debido a los resultados positivos que se habían observado en los pacientes tratados.

En el caso del cáncer del mama, los resultados han sido más contradictorios, y no se tenía claro el porqué. Ahora, una nueva investigación de la Universidad de Carolina del Norte (UNC) analiza los efectos de este medicamento en aquellas mujeres que han sufrido cáncer de mama pero, en esta ocasión, tras haber pasado la enfermedad.

Mama

El trabajo aparece en la revista Cancer y los investigadores señalan que los mecanismos biológicos subyacentes y los hallazgos epidemiológicos sobre el uso de aspirina en relación con el pronóstico y la mortalidad después del cáncer de mama son ​​limitados e inconsistentes. “Si bien la aspirina puede ayudar a mantener la salud de algunas personas que han experimentado cáncer de mama, puede tener asociaciones con resultados menos favorables en otras”, aseguran los expertos. Lo que han tratado entonces de averiguar es a qué tipo de personas puede ayudar la aspirina y por qué.

Al parecer, la clave está en el ADN. La inflamación crónica juega un papel clave en el desarrollo de múltiples tipos de cáncer, incluido el cáncer de mama. A su vez, la aspirina es un importante medicamento antiinflamatorio no esteroideo. Los científicos analizaron si el uso de este medicamento antes de un diagnóstico de cáncer de seno podría interactuar con la metilación del ADN en 13 genes vinculados con mecanismos de esta enfermedad, lo que a su vez influye en el resultado del tratamiento del cáncer.

La metilación del ADN es el proceso por el cual las moléculas de ADN se activan y desactivan mediante reacciones químicas que dependen de factores externos. Esta actividad puede modificar la actividad genética, lo que puede conducir a diversos problemas de salud, incluido el cáncer.

El estudio

El equipo de investigadores analizó los datos de 1.266 mujeres y encontraron que las que habían tomado aspirina al menos una vez semanalmente durante 6 semanas antes de recibir su diagnóstico de cáncer de mama y mostraron metilación en BRCA1 –un gen que promueve los tumores de cáncer de mama–, vieron un aumento del 67% en la mortalidad por todas las causas después del tratamiento. Al mismo tiempo, las mujeres que tenían genes BRCA1 y PR no metilados y que habían tomado aspirina en el período anterior a su diagnóstico vieron una disminución en la mortalidad relacionada con el cáncer de entre el 22 y el 40 por ciento.

Aspirina

Según los investigadores, estos hallazgos indican que, existe un vínculo entre el estado de metilación de genes específicos y que el uso de aspirina puede estar relacionado con resultados más o menos favorables después de un diagnóstico de cáncer de mama

En este sentido, el equipo de expertos advierte que las personas que saben que tienen un alto riesgo de cáncer de mama no deben comenzar a tomar aspirina de forma repentina ni hacer ningún cambio en su medicación actual sin consultar primero con sus médicos.  En definitiva, que con respecto a la investigación sobre los vínculos entre el uso de aspirina y los resultados del cáncer, aún queda un largo camino por recorrer antes de que podamos realmente entender las complejas relaciones y los mecanismos subyacentes, pero que en todo caso, la aspirina parece jugar un papel destacado en algunos de los escenarios.