El asma es una enfermedad inflamatoria crónica de las vías respiratorias, condicionada por factores ambientales genéticos, que provoca una hiperreactividad bronquial una obstrucción del flujo aéreo. Los síntomas son estacionales, intermitentes y afectan a toda la vía respiratoria, incluida la mucosa nasal, donde la rinitis provoca un impacto negativo en detrimento de la calidad de vida de los afectados.

Se calcula que alrededor de tres millones de personas padecen asma en el Estado español, de los cuales 120.000 sufren su versión más grave. En estos casos, la obstrucción bronquial y los cambios en las vías respiratorias pueden llevar a una caída de la función pulmonar y a un aumento de la gravedad, produciéndose diferentes mecanismos de estrechamiento intenso que conducen a la exacerbación asmática y un mal control de esta enfermedad crónica.

Doctor con niño asmático

En el Estado español, tres millones de personas sufren asma

Este pasado fin de semana tuvo lugar un encuentro virtual sobre el asma grave promovido por el Consejo General de Enfermería, que ha tenido como objetivo analizar nuevas vías sobre cómo mejorar los cuadros más complejos de asma, a menudo no controlada por los tratamientos habituales.

Hay que tener en cuenta dos variantes dentro del asma grave. La primera, el asma difícil de tratar, que hace referencia a aquellas personas que manifiestan una baja adhesión a la terapia inhalada, conductas de no evitación de factores agravantes o desencadenantes, como el tabaquismo, la contaminación ambiental o la exposición ocupacional, así como la presencia de comorbilidades, como el reflujo gastroesofágico, la rinosinusitis o la obesidad.

La segunda variante tiene que ver con el asma refractario al tratamiento, que desarrollan personas que siguen de manera adecuada el tratamiento y tienen un correcto control de factores externos a la enfermedad. En estos casos, suele ser frecuente que los pacientes presenten resistencia a los corticoesteroides.

El encuentro ha puesto de manifiesto un dato importante: el porcentaje de pacientes con asma no controlado en Atención Primaria supera el 50 %, lo que supone una cifra muy alta. Uno de los motivos principales es que no se sigue el tratamiento de forma habitual. Por esta razón, se señalan una serie de aspectos fundamentales a tener en cuenta para las personas que padecen la enfermedad.

Inhalador

Consejo General de Enfermería promovió unas jornadas para tratar los cuadros más complejos de asma, que a menudo no responden a los tratamientos habituales

En primer lugar, un tratamiento farmacológico de base que debe ser seguido de manera correcta tanto por parte del paciente como por parte de los profesionales sanitarios (médicos y enfermeras). Este seguimiento debe ser más exhaustivo cuando se presenten comorbilidades y agravantes, como la enfermedad rinosinusal, el reflujo gastroesofágico, la obesidad, el síndrome de apnea-hipoapnea del sueño, ansiedad y depresión, la disnea funcional y el síndrome de hiperventilación, la disfunción de cerdas vocales, la fibromialgia, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y las enfermedades cardiovasculares.

Otro punto importante del control de la enfermedad es la educación terapéutica, sobre todo en lo que tiene que ver con la evitación de factores desencadenantes y dejar de fumar como aspectos fundamentales. En este sentido, destaca la importancia del tratamiento de la ansiedad, que se asocia a un peor control del asma. Los expertos señalan que incluir a los pacientes con trastornos de ansiedad en programas de terapia cognitivo-conductual puede ser útil para ayudar a controlar los síntomas.