Son muchas las personas que el día de su cumpleaños deciden celebrarlo con sus compañeros de trabajo llevando un pastel o la merienda a la oficina. Esta es una costumbre en nuestro país, pero que todavía toma más fuerza fuera de nuestras fronteras en estados como el Reino Unido, donde es prácticamente una tradición que nadie se atreve a cuestionar y que los dietistas han bautizado como "cultura del pastel". Son estos profesionales de la nutrición, sin embargo, los que también han alertado que este gesto de compañerismo que se hace con buena fe es tan perjudicial para la salud de los compañeros de trabajo como fumar a su lado y convertirlos en fumadores pasivos. Concretamente, la autora de esta reflexión que recoge el prestigioso diario The Times es la profesora Susan Jebb, directora de la Food Standards Agency, la agencia independiente del gobierno británico que se encarga de la protección de la salud pública relacionada con la comida.

Poca implicación de los médicos

Jebb también se ha mostrado muy molesta por el hecho de que Downing Street haya retrasado todavía más la prohibición de emitir publicidad de comida rápida que resulta perjudicial a la salud en horario de protección del menor, que son especialmente vulnerables a este tipo de anuncios y que ponen en riesgo su salud. Según la profesional, esta situación margina los productos saludables, mientras también se ha dirigido directamente a los médicos británicos para que incidan más en la importancia de las dietas para evitar problemas de salud, ya que hoy en día, este es un tema que los profesionales del Reino Unido ignoran, según ella.

Incidiendo en la problemática de llevar pasteles a la oficina en los cumpleaños o para celebrar cualquier ocasión especial con los compañeros de trabajo, Jebb asegura que "si nadie lleva pasteles a la oficina, los trabajadores no comerían esta cantidad de azúcar en todo el día, pero como sí que hay, todo el mundo come y nadie se lo plantea". Aunque reconoce que no son dos hechos comparables el uno con el otro (comer pastel y ser un fumador pasivo), la experta asegura que fumar al lado de una persona es perjudicial a la salud de la misma manera en que lo es ofrecer comer no saludable: "Con el tabaquismo, después de mucho tiempo, hemos llegado a una situación donde entendemos que las personas tienen que hacer un esfuerzo, pero que estos pueden ser más útiles si tienen un entorno que les da apoyo. Eso todavía no pasa con la comida", reflexiona en una entrevista en The Times.

Un plan fallido contra la obesidad

En el 2020, en plena pandemia de la covid, el gobierno británico liderado entonces por el polémico Boris Johnson presentó un plan contra la obesidad, un problema que estaba creciendo en el Reino Unido y que suponía un quebradero de cabeza para las autoridades sanitarias por todos los problemas que se derivan. Además, en aquel momento, el coronavirus era mucho presente a nuestras vidas y los profesionales habían detectado que la obesidad era un factor de riesgo ante la enfermedad. El plan tenía medidas estrella como limitar los anuncios de comida rápida, cosa que como denuncia Jebb todavía no ha pasado, detallar las calorías de los menús e ir en bicicleta por prescripción médica, mientras el primer ministro pedía a los ciudadanos que adelgazaran, siguiendo su ejemplo. Según el ministro de Sanidad del momento, "la obesidad aumenta el riesgo de enfermedades graves y de muertes por coronavirus, por eso, es vital que tomamos medidas para mejorar la salud de nuestra nación". El Reino Unido tiene todavía un índice de obesidad más alto que el resto de países europeos.