Siempre hemos escuchado eso de que comer rápido no es nada bueno para nuestra salud. Es cierto que si lo hacemos una vez por cualquier motivo, no será nada para echarnos las manos a la cabeza, pero si es una acción que repitamos entonces sí tendremos consecuencias de ella. ¿Quieres saber cuáles son?

Aumento de peso

Son muchas las personas que siempre están preocupadas por su peso. Las dietas y las restricciones a la hora de comer siempre son algunos de los pasos principales. Pero quizás, también tenemos que analizar nuestros hábitos. Como hemos mencionado el comer rápido hará que pilles kilos casi sin darte cuenta. Es siempre el estómago quien manda el aviso al cerebro de que una persona tiene o no hambre. Al comer muy rápido, este aviso no llega a tiempo. ¿Qué significa? Que habremos ingerido más cantidad de comida y con ella, tardaremos más en saciarnos. Por eso, el aumento de peso va de la mano con este proceso.

Cuando se come rápido, aparecen más gases

Tendrás problemas de indigestión

Las digestiones no serán un buen proceso, rápido y ligero si nos hemos atiborrado. Será más complicado, llevará más tiempo y esto se puede traducir en problemas estomacales. Los dolores o malestares estarán presentes después de haber comido. Si notas tanto ardores como el estómago muy pesado cada día, puede ser uno de esos síntomas que te indican que debes frenar a la hora de hacer tus comidas principales.

Comer Rápido
Comer Rápido

Puedes desarrollar el conocido como síndrome metabólico

No se trata solo de un problema sino que van varios unidos. Uno de ellos es el de coger más kilos, que hemos mencionado, sobre todo en la zona del vientre y alrededores. Pero lo más importante es que junto a él, también se le suman el tener altos los triglicéridos o el azúcar en sangre. Por lo que todo ello, cuando está a niveles alto no es nada favorable para nuestra salud y debemos tenerlo siempre en cuenta. Por lo tanto, al comer rápido tienes más riesgos de desarrollar este tipo de síndrome.

No te dará tiempo a saborear la comida

No importa que estés ante tu plato favorito. Porque es cierto que cuando comemos rápido no se saborean los alimentos de igual manera. Además de que estaremos engañando al cerebro como antes comentamos. Es una forma de engullir que no nos lleva a ningún buen puerto. Lo mejor es disfrutar de la comida, en pequeñas porciones y con una buena calma. Lo mejor para ello es que tomes agua, que te pares a hablar con los demás comensales y que sobre todo, pienses en esos alimentos sabrosos y que necesitan ser degustados de una manera más tranquila.

Te dará más gases

Los gases también son otra de las consecuencias de comer rápido. Al dar mordiscos más grandes, el aire que tragamos también será mayor y esto, tenemos claro que llega con repercusión para nuestro estómago. Puedes tener ciertos ligeros y como no, esos incómodo gases que en ocasiones se centran en puntos de dolor un tanto intensos. Por lo que también es otro de esos problemas que suelen mencionarse a la hora de hablar de comer rápido. Pero como queremos sentirnos hinchados, ni con dolores y mucho menos poner en riesgo nuestra salud cardio-vascular, este hábito tenemos que dejarlo atrás. Porque ahora está en nuestras manos y más, en nuestra boca.