El confinamiento y el miedo a salir debido a enfermedades o afectaciones leves también ha repercutido en la vista. Así lo constata un estudio de Miranza, una asociación de oftalmólogos españoles que ha elaborado un estudio La salud ocular en tiempo de pandemia y da un dato relevante: el 30% de los encuestados asegura que ha perdido vista durante la pandemia.

Pero este no es el único dato que se ha extraído de los 400 pacientes y 100 oftalmólogos. Hay más graves: el 55% de los oftalmólogos encuestados admiten atender más casos de pacientes en estado más grave o avanzado que hace un año, a causa del retraso de los controles en enfermedades degenerativas como el glaucoma.

El miedo de las personas al contagio (49%) y las restricciones dictadas por las autoridades (28%) son los dos factores que más han influido en el descenso de las revisiones oftalmológicas en los últimos meses.

Patologías al alza

También han clasificado las enfermedades o afectaciones más evidentes de esta pandemia que todavía no ha acabado. Según el 51% de los profesionales, en los últimos doce meses se ha producido un aumento de determinadas enfermedades oculares, entre las cuales destacan el ojo seco, la DMAE y la miopía entre niños y jóvenes.

Las principales causas que han provocado este incremento son los nuevos hábitos de los ciudadanos durante la pandemia y el contexto de estrés e incertidumbre que vive actualmente la sociedad.

Las pantallas, la causa principal

Pasar más horas en el hogar, ha aumentado el consumo de dispositivos tecnológicos. Según recoge el estudio de salud ocular, 8 de cada 10 ciudadanos utiliza de manera habitual un teléfono inteligente, la televisión y un ordenador o portátil, y por término medio pasa entre dos y tres diarias delante de una pantalla. Las enfermedades oculares que derivan son: fatiga ocular (98%), seguido de la astenopía acomodativa o de convergencia (93%) y miopía (75%).

Básicamente, hay dos grupos de población con más riesgo de sufrir problemas oculares a causa del uso excesivo de estos dispositivos: se trata de los niños entre 3 y 12 años y los adolescentes entre 13 y 18 años.

A pesar de la preocupación que generan estos datos, cerca de la mitad de los expertos (46%) considera que no hay pruebas suficientes para afirmar que la sobreexposición en las pantallas suponga la aparición entre los más jóvenes de problemas oculares asociados con una edad avanzada. No obstante, un 40% sospecha que pueda tener relación y sólo un 13% lo confirma.