Era la primera manifestación de Societat Civil Catalana a la que asistía oficialmente el PSC, que hasta ahora se había mantenido al margen de las grandes movilizaciones unionistas. Sin embargo, dos días después de la declaración de independencia y la aprobación del artículo 155 con el apoyo del PSOE, los socialistas catalanes dieron el paso, con Miquel Iceta al frente. El primer secretario socialista, sin embargo, se encontró en una situación incómoda. El mismo hombre que pedía a Pedro Sánchez que los liberara de Rajoy y el PP, se veía rodeado por Enric Millo, Andrea Levy, Dolors Montserrat, Alicia Sánchez-Camacho y Xavier Garcia Albiol. La imagen quedó inmortalizada en un selfie. Iceta hacía cara de circunstancias: no sabía cómo ponerse.

Esta vez, ya habiendo entrado en plena precampaña electoral de las elecciones convocadas por Rajoy, el dirigente socialista ni siquiera ha querido salir en la nueva fotografía que proponía Albiol. El líder del PP Catalán ha pedido esta semana un frente constitucionalista para el 21-D, que comparta puntos en el programa electoral (como los partidos independentistas). Concretamente, tres: "rechazar cualquier acuerdo de legislatura" con fuerzas independentistas, "apostar por un gobierno constitucionalista" si los resultados del 21-D lo permiten y "no apoyar ningún tipo de referéndum -pactado o no- para la autodeterminación en Catalunya". Así lo pidió Albiol en una carta dirigida a Inés Arrimadas y Miquel Iceta.

Ciutadans aceptó la oferta inmediatamente. Antes incluso de recibir la carta de Albiol, el secretario de comunicación de Ciutadans Fernando de Páramo dejaba claro que la formación "coincide" en todos estos puntos. Incluso fue más allá y propuso un Govern de concentración unionista. "Queremos un Govern transversal, es nuestra propuesta", decía. Y se dirigía directamente a los socialistas, a los que pedía pactar con los "constitucionalistas", en vez de intentar un nuevo tripartito con ERC y los comuns.

albiol dante perez efe

Sin embargo, a pesar de los intentos del PP y Ciutadans para atraer al PSC a este frente unitario del unionismo, Iceta opone resistencia. Trata de marcar perfil propio. Hasta pocas horas antes de la declaración de independencia y el 155, intentó mediar entre las dos partes, aunque sólo le escuchaba una, el president Carles Puigdemont, con quien se reunió en privado.

El único senador del PSC, el expresidente José Montilla, abandonó el hemiciclo para no tener que votar a favor de la suspensión de las instituciones catalanas, como sí lo hizo el PSOE. Al PSC no le interesa alinearse con el bloque del 155. El precio a pagar ya ha sido demasiado alto para el partido, especialmente en el mundo municipal, donde reside su fuerza. Empezando por el Ayuntamiento de Barcelona, donde Ada Colau ha decidido romper el acuerdo de gobierno un año y medio después por decisión de las bases de Barcelona en Comú. El 155 también ha hecho saltar por los aires una treintena de pactos municipales. Estuvo a punto de perder la alcaldía de la cuarta ciudad del país, Terrassa, después de que el entonces alcalde Jordi Ballart decidiera dimitir y darse de baja de militancia. El mismo camino siguieron cinco concejales socialistas.

Para el 21-D, la estrategia de los socialistas catalanes no pasa para buscar la transversalidad en un frente unionista, sino a través de su propia candidatura, de que va más allá del socialismo. No sólo a través del acuerdo con Units per Avançar, la formación heredera de Unió Democràtica, que ha dejado a más de uno descolocado (Espadaler espera "no tener que coger nunca más" una papeleta socialista). El juego de equilibrios también ha incluido al vicepresidente de Societat Civil Catalana (SCC), Àlex Ramos, miembros de los colectivos Tercera Via y Federalistes d'Esquerress, o el exeurodiputado de Podemos y exfiscal Carlos Jiménez Villarejo, en una posición simbólica.

Espadaler Iceta - EFE

Ciutadans y el PP, en cambio, han optado por candidaturas más clásicas y continuistas. Ciutadans se ha limitado a fichar a algun independiente, como el periodista y tertuliano Nacho Martín Blanco. La lista del PP repite prácticamente las mismas caras en los puestos de salida. La única incorporación ha sido justamente un socialista, el alcalde tránsfuga de Gimenells (Segrià), Dante Pérez, que cambió de partido después de la incorporación de los "nacionalistas" de Units per Avançar.

Por ahora, Miquel Iceta se ha limitado a contestar a Albert Rivera, que acusó a los socialistas de buscar a un nuevo tripartito de izquierdas con ERC y los comuns. Lo ha negado asegurando que no investirá ni a Oriol Junqueras ni a Carles Puigdemont. Más allá de esto, ha evitado cualquier otra consideración sobre futuras alianzas. "No venderé la piel del oso sin conocer los programas electorales", afirmó. Esta misma semana ha llegado a decir que sólo pactará con quien le haga president de la Generalitat.

En precampaña ya aparecen las primeras grietas. El unionismo no encara las elecciones del 155 con la misma unidad con la que enfrentó la aprobación del 155. Mientras Ciutadans y el PP buscan transformar este bloque en una mayoría alternativa a la independentista, el PSC trata de erigirse en la opción del centro catalanista con la bandera del diálogo y, sobre todo, taponar la sangría abierta por la suspensión de las instituciones catalanas.