El secretario general de Unió, Ramon Espadaler, ha anunciado este jueves que su partido no concurrirá a las elecciones generales del 26 de junio, pero ha asegurado que se presentará "sí o sí" a las catalanas, previsiblemente en 2017.

"No podemos articular una propuesta electoral tan a corto plazo". Estas han sido las palabras del secretario general democristiano después del comitè de govern del partido que ha tomado esta determinación. Espadaler también ha añadido que "no ha sido una decisión fácil" pero que la han tomado con "la cabeza". “Nos hemos dejado guiar más por la brújula que nos señala este espacio político de centro catalanista que no por el cronómetro que nos podría hacer precipitar”, ha sentenciado.

Espadaler está convencido que Unió es un partido con futuro porque representa un espacio del "catalanismo centrado" huérfano de referente político. Por eso, también ha dicho que la formación recomendará que se vote en blanco en las generales de junio.

La mirada, ahora, la proyectan hacia las próximas elecciones catalanas. De hecho, Espadaler ha asegurado que "lo que hemos decidido hoy es organizarnos de la mejor manera posible para concurrir con garantías a las elecciones en el Parlament". 

Las razones

El partido pasa ahora por una situación delicada, con un preconcurso de acreedores en marcha, sin representación parlamentaria y habiendo sufrido bajas significativas de algunos dirigentes en las últimas semanas.

El pasado 27-S la formación decidió concurrir sola, pero no consiguieron sacar ningún diputado, ni tampoco lo pudieron conseguir en las españolas del 20-D, cuando Josep Antoni Duran i Lleida encabezaba la lista al Congreso. Los malos resultados del partido llevaron al hasta entonces líder del parido a abandonar el cargo. 

Además, la tensión interna a Unió por el control del partido provocó una crisis en Barcelona con una huida de cuadros democristianos. Entre los más destacados, hay exdirector de Trànsit, Joan Josep Isern, el expresidente de la intercomarcal de Barcelona, Jaume Jané, o el vicesecretario del partido, Antoni Font.

A todos estos problemas, hay que sumarle la crisis económica provocada por la pérdida de cargos electos. A mediados de marzo ya anunciaron la decisión de acogerse a un preconcurso de acreedores. Después de las últimas campañas electorales, que han afrontado en solitario, el partido cifra la deuda con las entidades bancarias en 19 millones de euros, hecho que ha obligado a la formación de Espadaler a vender patrimonio, entre éste, la sede en la calle Nàpols de Barcelona.