Entre 3.000 y 4.000 pasan la noche en el punto fronterizo entre Catalunya y Francia, en la autopista.
Han entrado antes de las 9 de la mañana, esquivando cualquier sospecha policial, y han montado toda la infraestructura: escenario y cocina para pasar tres días. La operación estaba perfectamente preparada, y aunque había mucha gente activada para poder sacarla adelante, no ha habido filtraciones.
Con mil coches cortando la frontera ha sido fácil ocupar el km 0 entre Catalunya y Francia, pero la llegada de más manifestantes ha sido un poco más complicada. Algunos han hecho 6 kilómetros a pie desde La Jonquera, donde han tenido que dejar el coche.
Pero lo peor de pasar la noche al raso es el viento que hace en este punto de El Pertús. Cuesta que se aguanten las tiendas de campaña. Y aunque se han hecho fuegos de campo para aguantar el frío, la leña se acaba y el viento hace que se consuma más rápido. El frío se hace pasar con el caldo que se ha preparado para cenar. Caldo y fideuá. Y bocadillos de queso y fuet que han sobrado del menú del mediodía.
Cada grupo, sin embargo, se organiza como puede y como quiere. Y algunos son auténticos profesionales de la acampada.
Durante toda la tarde se han ido haciendo actuaciones en el escenario. Entrada la noche, sin embargo, han llegado los platos fuertes.
Pero la atención de la gente estaba un kilómetro atrás. Al final del corte, donde estaba la Gendarmería. Como esta mañana la autopista se ha cortado inmediatamente después de que los primeros coches se detuvieran en el km 0, hay poca cola en dirección Francia antes del primer peaje y es fácil llegar a la concentración. Por eso la policía francesa ha llegado tan cerca del corte y ha empezado a retirar los primeros coches con una grúa.
Preparados para las 6 de la mañana
Después de que el alcalde de Prats de Molló haya hecho de mediador y haya detenido un desalojo que reclamaba el Ministerio del Interior español, la amenaza se aplaza, pero no mucho. Este martes, segundo día de corte, a las 6 de la mañana el Ministerio del Interior francés podría ordenar el desalojo. El riesgo es alto porque es una zona con obras con muchos materiales contundentes y, además, sobre un puente.
La policía francesa quiere ser prudente y eliminar riesgos. Y Tsunami Democràtic no quiere ceder. Ni dejar salir a los camiones que han quedado atrapados. Por lo tanto, el pulso con la policía continúa vivo, aunque con un paréntesis nocturno.