A los bancos les ha salido el as de bastos. Las portadas madrileñas (salvo La Razón) abren a todo trapo con la sentencia del Tribunal Supremo que obliga a pagar a la banca el importe del impuesto sobre actos jurídicos documentados en las escrituras de las hipotecas.

Ninguno de los cuatro diarios se atreve, sin embargo, a titular con una interpretación o un enfoque, como tienen por costumbre en asuntos políticos y otros. Todos se comportan escrupulosamente informando de los hechos y basta, tanto en los titulares como en los textos. Así que no hay ningún titular como "El Supremo frena la voracidad de la banca" o, si lo quieres mirar más a favor de los bancos, "El Supremo añade más inseguridad jurídica a la economía" o así.

Se conoce que con las cosas de comer no se juega, que los bancos tienen un bastón que pega sin hacer ruido.

El impacto de las reclamaciones tiene un pronóstico incierto, entre los 6.000 millones de euros que calculan los analistas de Kepler Cheuvreux y los 24.000 en que lo valora la asociación de defensa de clientes bancarios Asufin, según El País. De postre, el varapalo que se han llevado los bancos en la bolsa este jueves es de los que hacen época: unos 5.500 millones de merma en su capitalización bursátil. A ver si convendrá poner en marcha un segundo rescate bancario...

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El Mundo y ABC incluyen detalles en rosa (¡un lazo!) en honor del día mundial del cáncer de mama

Terremoto

Las consecuencias de la sentencia serán com réplicas de un terremoto. De entrada, los bancos ya se defienden diciendo que las reclamaciones deben dirigirse a las administraciones autonómicas, que son las encargadas de cobrar el impuesto. Que el banco sólo hace de intermediario. El Mundo explica que ahora, en consecuencia, se abre otro frente judicial entre administraciones públicas, bancos y reclamantes.

La sentencia, además, no deja claro si sólo afecta a hipotecas nuevas o a las que ya se han firmado y, en este caso, de qué antigüedad. Eso: que oirás hablar del asunto de nuevo.

Esta sentencia ha ahorrado la portada a un montón de asuntos (como el nombramiento de Soraya Sáenz de Santamaría para el Consejo de Estado), o ha reducido el impacto de otros, como la revisión del borrador de presupuestos que el gobierno de Pedro Sánchez ha enviado a Bruselas, o la llegada a la prisión de Lledoners del líder de Podemos, Pablo Iglesias, que visitará a los presos políticos para ganarse el voto de los diputados indepes en favor de los presupuestos.

Magia potagia

Aquí sí se titula con interpretaciones. Como ninguno ha visto la carta que Bruselas ha dirigido al gobierno español pero algo hay que decir, pasa lo de siempre. La Razón dice que "La UE no se traga los presupuestos de Sánchez" (con una foto de Macron, Merkel y Michel tomando cerveza, la típica imagen que elegirías para prestigiarlos subliminalmente). El Mundo asegura que la UE hace "una enmienda total" a los presupuestos. El País, sorpresa, lo mata con un "Bruselas sólo pide aclaraciones en España". Sólo.

¿En qué quedamos? Sólo ha habido una reunión y sólo hay una carta de la UE, pero se ve que los diarios han asistido a reuniones diferentes y han visto cartas diferentes. En resumen: que no lo saben a ciencia cierta y explican aquello que les gustaría que la UE dijera al Estado español.

El Mundo, que no pierde comba, pone el dedo patriótico en el ojo de Sánchez, al que acusa de no aprovechar que coincidía con Theresa May, la primera ministra británica, para reclamar Gibraltar. Es un diario con reflejos. Reflejos patrióticos.

Con respecto a Iglesias en Lledoners, La Razón va más allá y una técnica, digamos, profética, avanza lo que ha dicho Junqueras a Iglesias horas antes de que se encuentren. Increíble, dirás, y así es: increíble.

Es la magia de los diarios.