El major de los Mossos d'Esquadra, Josep Lluís Trapero, hace 15 días que ha vuelto a desarrollar el cargo con plenas competencias y ya se ha reunido con los jefes del CNP y la Guardia Civil en Catalunya y Madrid, según ha adelantado El Periódico y ha podido confirmar ElNacional.cat.

Unas reuniones que han sido "cordiales", según fuentes del entorno del major, y que él mismo anunció en el momento de ser restituido en el cargo.

"Mi defensa del cuerpo no fue bien entendida. Provocó relaciones personales que se complicaron", dijo Trapero en la comparecencia de su restitución, haciendo claras referencias a la tensión que existió los días previos al 1-O con los mandos de la Guardia Civil, el CNP y Diego Pérez de los Cobos, enviado del estado español para coordinar a las policías. Por eso aquel mismo 13 de noviembre, Trapero llamó a los responsables de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, tanto de Barcelona como de Madrid, a quienes anunció su visita próxima y de los cuales recibió, dijo, una muy buena respuesta.

Los encuentros han ido "bien" y han sido "cordiales", pero, de momento, no ha trascendido nada más. La primera ronda de contactos de Trapero tuvo lugar hace unos días con los máximos responsables de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado en Catalunya y esta misma semana se han hecho las reuniones en Madrid.

Pendientes de la Jefatura

La restitución de Trapero comporta cambios a la Jefatura de los Mossos d'Esquadra que todavía no se han hecho públicos. Con la vuelta del major, Eduard Sallent, el jefe del cuerpo, dejó sus funciones y todavía no se ha hecho público su destino. Sólo se sabe que Josep Lluís Trapero cuenta con él en la estructura de mandos del cuerpo.

De hecho, Trapero ya anunció que se rodearía de sus hombres, entre ellos, Juan Carlos Molinero, Ferran López y Miquel Esquius. "Tendrán un lugar en la estructura donde sus potencialidades se puedan aprovechar en beneficio del cuerpo policial", dijo el major en la rueda de prensa, aunque todavía no se ha anunciado cuál será.

Ferran López tuvo que asumir la dirección del cuerpo durante el 155 para evitar que fuera un mando de la Guardia Civil quien cogiera el control. Estuvo en el foco mediático, pero durante toda su carrera ha hecho un trabajo silencioso y durante los últimos tres años ha sido clave en la estrategia de la defensa judicial de Trapero.

Miquel Esquius fue comisario jefe después de que Miquel Buch destituyera a López, marcado por el 155. Esquius, sin embargo, decidió dejar el cargo el verano del año pasado y Buch nombró a Eduard Sallent. Un perfil completamente opuesto al de Trapero que ahora también tendrá un lugar en la prefectura.