El exdiputado de Esquerra, Joan Tardà, ha cargado contra la diputada de Junts per Catalunya Laura Borràs. En una entrevista en Aquí, amb Josep Cuní de la Ser Catalunya, Tardà ha asegurado categóricamente: "Si hubiera sido diputada de ERC, afirmo rotundamente que al cabo de 15 o 30 minutos, habría dimitido o hubiera sido suspendida de afiliación del partido porque la corrupción es el enemigo número 1 de nuestro sistema democrático, es un mal malo. Y en segundo lugar, la normalización de la corrupción nos hace indefensos ante el deterioro de la democracia".

Hay que recordar que a Borràs se la acusa por prevaricación, malversación, fraude y falsedad documental por supuestos contratos irregulares durante su etapa al frente de la Institució de les Lletres Catalanes (ILC). Unas acusaciones por las que los Mossos d'Esquadra la investigaron, pero no encontraron ningún indicio de irregularidad. No obstante, la Guardia Civil impulsó una segunda investigación que la fiscalía hinchó para perseguirla. Es a partir de estos informes que el Tribunal Supremo le imputa cuatro delitos graves. Posteriormente, Borràs decidió comparecer voluntariamente ante la comisión del estatuto del diputado del Congreso, que elaborará un dictamen sobre si procede aceptar o no el suplicatorio del Tribunal Supremo.

En este contexto, Tardà ha acabado matizando sus palabras aunque se mantiene en la línea de expulsarla del partido: "Hay que ser inflexibles y tajantes aunque a veces pueda parecer injusto. Que una persona que tan solo es objeto de una instrucción judicial vea que se la suspende de militancia o deja el cargo, puede parecer demasiado contundente, quizás sí, pero no hubiera habido que ser tan contundentes si no se hubiera permitido llegar al estercolero al cual se ha llegado". Tardà pero no concreta a qué estiércol se refiere. Y concluye que hasta la crisis del 15-M era "normal hablar entre personas de que se las daban de cultos sobre si no roba uno, roba el otro". Y añade que fue a partir de entonces que "la sociedad se dio cuenta de que había que cambiar de paradigma y que el poder político se tenía que mirar desde otra óptica.