'Se ruega silencio'; 'No debe retirarse la mascarilla'; 'No abran la puerta'; 'Cubra su tos' o 'Por motivos de seguridad se prohíbe la entrada de más de dos personas al mismo tiempo'. Estos son algunos ejemplos de la rotulación del área de consultas del Hospital Universitario Son Llàtzer, de Palma, que según denuncia la Asamblea Soberanista de Mallorca (ASM) están única e integramente en lengua castellana.

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Esta entidad denuncia que el hospital margina el catalán, lengua propia de Mallorca, y practica la sustitución lingüística en favor del castellano, que solo tiene rango cooficial en las Iles Balears. Por medio de un comunicado, ASM añade que en la entrada principal figura una pancarta con información de la Covid-19 que tampoco está escrita en catalán y afirma que en este centro hospitalario "la normalización lingüística brilla por su ausencia y la imagen podría pertenecer perfectamente a los tiempos del franquismo".

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Por todo ello, el ASM exige a la consellera de Salud y Consumo, Patricia Gómez y Picard, y a la Dirección General de Política Lingüística, "que intervengan inmediatamente para corregir este incumplimiento flagrante del Estatuto de Autonomía y de la Ley de Normalización Lingüística", además de pedirles que velen por el "respeto a la lengua de los mallorquines en todas las dependencias y servicios de la Conselleria de Salud".

Discriminaciones habituales

Las discriminaciones lingüísticas contra catalanohablantes son habituales en las Illes Balears. En junio pasado, un trabajador de una gasolinera de Palma se negó a poner combustible a una mujer que le había pedido "veinte euros de noventa y cinco" y ante el apoyo de otra clienta en favor de la lengua catalana, el trabajador afirmó que "estamos en España y yo sólo hablaré español", exigiendo, al mismo tiempo, que los clientes cambiaran de lengua. "No tengo por qué aguantar que me hablen en mallorquín", agregó el trabajador para argumentar su imposición lingüística.

Asimismo, en el año 2017 se denunció otro episodio de catalanofobia, en este caso en el Hospital de Formentera. En aquella ocasión, el poeta mallorquín Carles Rebassa fue impelido a utilizar el castellano si quería ser atendido de urgencias después de sufrir un accidente con la bicicleta. "En castellano, o no te entiendo", le dijo la médico, que se negó a tratarlo bajo la premisa de que le estaba hablando en catalán.