El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, ya tiene preparada su 'solución' para Catalunya. Según explicó él mismo a los periodistas durante el Día de la Hispanidad, su plan consta de tres frases: rebajar la tensión, proponer una ampliación de la autonomía y acabar sometiéndola a referéndum.

Así, Sánchez apostaría por una primera fase de "normalización" y "distensión", poniendo en valor las reuniones bilaterales Estat-Generalitat y los acuerdos que de ellas se puedan derivar. Después, apostaría para ofrecer una "solución política" que pasaría por ofrecer más autogobierno a la Generalitat y que finalmente se tendría que votar.

Eso sí, el objetivo es que los catalanes voten si quieren ampliar la autonomía y nunca votar sobre la autodeterminación de Catalunya.

Este propósito de Sánchez no es exactamente nuevo. El presidente del ejecutivo español ya lo había hecho público otras veces, pero es destacable que insista a pesar del ultimátum de los independentistas, que lo han avisado de que si no da pasos para mejorar la situación de los presos políticos y alguna oferta sobre la autodeterminación, no le darán apoyo con los presupuestos. La oferta de mejorar la autonomía, de entrada, parecería insuficiente para los partidos independentistas.

Sin embargo, el presidente español juega con el hecho de que las cuentas pactadas con el PSOE apuestan por más gasto social, aumentando el salario mínimo a los 900 euros mensuales, mientras que PP y Cs amenazan con uno nuevo 155 y la ilegalización de partidos como la CUP en caso de ir a elecciones y ganarlas.