Todavía no hace ocho días que tomó posesión el nuevo gobierno español y el presidente Pedro Sánchez ya tiene su primer gran problema sobre la mesa. En las próximas horas tendrá que decidir sobre la continuidad o no en el Ejecutivo del ministro de Cultura y Deportes, el periodista y escritor valenciano Màxim Huerta, de quien hoy ha trascendido que defraudó 218.322 euros a Hacienda en los ejercicios del 2006, 2007 y 2008.

Eran ingresos que no declaró cuando Huerta era el número dos de Ana Rosa Quintana en El programa de Ana Rosa, de Telecinco, según ha revelado El Confidencial. Huerta fue condenado en dos sentencias de mayo del 2017 por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM).

El problema para el presidente Sánchez es que su flamante ministro de Cultura y Deportes, uno de los grandes fichajes mediáticos del Ejecutivo socialista, se niega a dimitir aduciendo precisamente que está al corriente de sus obligaciones tributarias. "Pagué lo correspondiente y asunto cerrado", ha declarado Huerta.

La situación es políticamente explosiva porque Sánchez llegó a la Moncloa mediante una moción de censura contra su antecesor, Mariano Rajoy, con la bandera de la lucha contra la corrupción después de la condena al PP en la trama Gürtel. Por eso hay quien ha recordado desde la red a Pedro Sánchez sus denuncias de los escándalos de los populares.

En las redes también hay quien ha leído los hechos con ironía fina:

Como era de esperar, el PP, en el ojo del huracán por las sentencias judiciales sobre corrupción en las que está implicado, la última de las cuales la del Gürtel valenciano, no ha desperdiciado la oportunidad para pedir la dimisión de Huerta. "¿Con qué autoridad este gobierno exigirá a los españoles que paguen sus impuestos?", se ha preguntado el coordinador general de los populares, Fernando Martínez-Maillo.

Pero más significativas todavía han sido las exigencias de dimisión desde Podemos, fuerza decisiva en el triunfo de la moción de censura que llevó a Sánchez a la Moncloa. El secretario general, Pablo Iglesias, ha marcado con mucha claridad la salida de la crisis: o bien Huerta dimite o bien Sánchez lo destituye.