Pedro Sánchez ve su liderazgo debilitado ante el golpe de estado de los barones críticos y ha lanzado un último órdago a la partida, a pocas horas del comité federal de este sábado. El secretario general ha anunciado en una declaración política en Ferraz que dimitiría si de la reunión el resultado que sale es la abstención para una investidura del presidente en funciones, Mariano Rajoy. "Mis padres me enseñaron que la única cosa que podía preservar era mi palabra y mis convicciones. Si se decide la abstención, no podré gestionar la decisión al frente del partido", ha sentenciado sin ambages.
La resolución del PSOE del 28 de diciembre del año 2015 acordó, con el voto de sus compañeros, que los socialistas no pactarían para formar gobierno con "aquellos quienes quieren romper la unidad de España" –los independentistas, o Podemos-, ni tampoco facilitarían por activa ni por pasiva un ejecutivo del Partido Popular. Así las cosas, el frente abierto a lo largo de esta semana en el seno del partido ha precipitado el escenario y el propio Sánchez había reconocido el lunes que había una facción dentro del PSOE que era partidaria de dejar pasar a su rival, aunque él no.
"Yo siempre he defendido la hoja de ruta del comité federal", indicó. Por ese motivo, ha planteado una pregunta sobre qué deberá hacer el partido en la formación de gobierno. "Pido que este comité federal decida, sin más dilación, si se monta una gestora que lleve al PSOE a la abstención o bien sean los militantes quienes votan si mantenemos el no a Rajoy y se busca un gobierno", ha propuesto para terminar con un debate que fuentes socialistas cercanas al líder creen que tiene que ver con su liderazgo y la posición del PSOE frente a la gobernabilidad.
Sánchez reconoce que existen posibilidades de que el escenario cambie, de manera que ha advertido a la formación, abierta en canal, de las consecuencias posibles. En primer lugar, ha afirmado que ésta se podría convertir en la legislatura "del chantaje", donde para dar estabilidad al Gobierno, los socialistas se podrían ver votando los presupuestos del PP y Ciudadanos, sin poder abstenerse, para no bloquear las leyes y que se volviera a ir a elecciones por la falta de confianza del ejecutivo.
En segundo término, el aún secretario general ha avisado sobre el hecho de que no habría contrapoder, si el principal partido de la izquierda acaba cediéndoles el Gobierno. "Lo que no puede pretender el PP es gobernar sin oposición", ha afirmado sin poner palabras a un temor que ya había confesado en días anteriores: que Podemos tome el liderazgo moral de la izquierda y la oposición.
Menos sutil, Sánchez ha dejado caer durante la comparecencia la carta del cambio de líder en el Partido Popular. "Estoy convencido y es mi firme convicción de que España no se merece cuatro años más de Rajoy. Ayer se procesó a su partido, hoy a Rato y a Blesa en el juzgado. Hace falta una renovación necesaria del PP, tengo la sensación de que la regeneración con Rajoy no es posible", ha asegurado. Sánchez deja así la puerta abierta a que el PSOE se pueda plantar, y quizás pedir que los populares cambien a su cabeza de lista. Hace dos semanas, la alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet, del PSC, Núria Parlon, también se había pronunciado en estos términos. Así las cosas, la posición en Génova es clara sobre que no cederían ante la petición, porque son la lista más votada y han crecido en escaños respecto del 20 de diciembre.
Dos órdenes del día en el comité federal
Sánchez no quiere marcharse sin hacer prevalecer su legado y ha recordado que su posición no es montar una gestora para que el partido se abstenga, "como quieren algunos". Su modelo sería el de dar voz a la militancia, a través de la hoja de ruta que él mismo prefiguró y la ejecutiva federal –con 17 miembros menos– aceptó este jueves. Esta consiste en celebrar un congreso extraordinario –ahora fijado el 12-13 de noviembre–, posterior a un proceso de primarias –23 de octubre– para renovar a las personas que dejaron el partido, críticos con la ejecutiva.
Pero todo puede cambiar en la reunión de mañana, donde hay dos órdenes del día. En principio la ejecutiva federal –que ahora se autodenomina "en funciones"– quiere probar este calendario porque asegura que en el artículo 36.0 de los estatutos consta de esta forma. Contrariamente, los barones críticos, encabezados por Susana Díaz, son partidarios de posponer el congreso federal a cuando haya Gobierno en el país. "Primero los intereses de España, después los del partido", había dicho Díaz, tal como el PSOE decidió en abril. Los críticos consideran que no es legítima la ejecutiva, y por lo tanto, no la reconocen como tal, con capacidad de decisión sobre los asuntos internos. De hecho, tres miembros de la comisión de garantías –del sector crítico– han dictaminado que cese del cargo.
Sánchez ha hecho un último apunte y es que compartía el "profundo dolor" y el "desgarro" de muchos ciudadanos españoles que a cada proceso electoral "han confiado en el PSOE" como alternativa al PP. Por ese motivo, ha apelado al debate dentro de la formación, al voto de la militancia, y a que se hable cuanto más mejor sobre la decisión a tomar. De esa manera, el liderazgo del secretario general cuelga de un hilo y queda a instancias del comité federal y de la voluntad de los barones sublevados.