El PSC ha puesto toda la carne en el asador en el acto final de campaña que se ha celebrado este viernes en el Casal Socialista Joan Reventós con la participación del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la presidenta del Senado, Pilar Llop, y la presencia del expresident Montilla, el exlíder socialista Pere Navarro y el secretario general de la UGT, Josep Maria Álvarez.

En un discurso bastante exaltado, tanto Sánchez como el candidato del PSC, Salvador Illa, han cargado contra el independentismo por el pacto que JxCat, ERC, la CUP, el PDeCAT y Primàries firmaron comprometiéndose a no pactar con el PSC después de las elecciones del 14-F. El presidente español ha tildado el acuerdo de "pacto del miedo" y ha acusado al soberanismo de ser "odio perpetuo". "En el papel no hay ni un argumento positivo. No quieren dejar un país, quieren dejar una trinchera", ha acusado.

Sánchez también ha querido cargar contra el otro bloque, que estaría representado por Ciudadanos, el PP y Vox, acusándolos de representar la "rabia permanente" y "necesitar la confrontación". "Los haters, como dicen hoy en día los jóvenes, interrumpen su pelea y se ponen a atacar a Illa, y pasan de los todos contra Illa al contra Illa vale todo, incluida la calumnia", ha dicho Sánchez repitiendo la nueva consigna de campaña de los socialistas y refiriéndose a las críticas a su exministro de Sanidad por no haberse querido hacer una prueba PCR antes del debate de TV3.

Sin embargo e igual que la campaña, el secretario general del PSOE ha focalizado la mayor parte de su discurso contra el independentismo, consciente de que el ascenso del PSC va estrechamente ligado a la pérdida de votos del partido naranja. "La independencia era una idea que ha acabado en una pesadilla mala y que, como decía Salvador en el debate, ya no se creen ni ellos mismos. Catalunya no tiene un problema de independencia, sino uno de convivencia y un riesgo real de decadencia", ha lanzado.

Illa, a la caza de los votos naranjas

En los mismos términos se ha referido Illa, que ha reprobado a los partidos independentistas por llegar a este pacto sin "ninguna razón ni propuesta". "Es el juramento de la confrontación perpetua. Es el primer cordón de la historia a la socialdemocracia", ha enfatizado Illa.

Sin embargo, la solución para el presidenciable socialista es "ir a votar en masa" a su candidatura porque, según ha dicho, está convencido de que "hay una mayoría para el cambio". "Pido el voto de la mayoría que quiere el reencuentro. Nada ni nadie nos parará. No os abandonaré. Prometo que si ganamos las elecciones me presentaré a las elecciones y diremos good bye al independentismo", ha dicho en una crítica indirecta a Ciudadanos, que en el 2017 ganó las elecciones con Inés Arrimadas pero sin presentarse a la investidura. "Todos los votos para el cambio que no vayan al PSC perpetúan la foto de Colón del independentismo", ha alertado.

Llop y Granados, de teloneras

Por su parte, Llop ha agradecido a Illa que se haya presentado a la presidencia y ha alabado -hablando en catalán- la "solidaridad" y espíritu de acogida de los catalanes. La número 2 por Barcelona, Eva Granados, ha prometido "impregnar de feminismo todo el Govern", y ha alertado que las sociedades que priorizan el eje identitario por encima del social se van radicalizando y ha puesto como ejemplo las últimas elecciones catalanas. "Podemos tener una presidenta firmante del Manifiesto Koiné", ha lamentado escandalizada.

Apoyos internacionales

Con una clara voluntad de exhibir fuerza, los socialistas han mostrado algunos apoyos internacionales que han recibido para estos comicios, como el de la escritora Isabel Allende, prima de Salvador Allende. También han aparecido Lena Hallengren, ministra de Salud de Suecia, y Paul Magnette, líder del partido socialdemócrata belga.