A Pedro Sánchez se le despejado el camino definitivamente para avanzar con paso firme hacia la investidura. Los abucheos y los insultos que escuchó durante el desfile militar del 12-O era el último bache que tenía que soportar antes de ponerse manos a la obra con las negociaciones con el resto de formaciones políticas, entre las cuales destaca Junts per Catalunya, con quien se reunió el viernes por la mañana. El PSOE tiene tiempo hasta el 27 de noviembre para atar la mayoría y, hasta entonces, tiene la agenda libre para sellar los acuerdos necesarios, que deben implicar obligatoriamente un conglomerado de partidos diversos que va más allá de la llamada mayoría progresista. Son 47 días en que, después de hacer las reuniones públicas, Ferraz se abrazará a la discreción para no hacer descarrilar la negociación y acelerará las conversaciones a través de llamadas, mensajes y reuniones que no se publicitarán.

El hueso más duro de roer será sin ningún tipo de duda el de Junts, que insisten en cobrar por adelantado el despliegue de una ley de amnistía y un gesto en torno a la autodeterminación. Es una barrera que a los socialistas se les puede atravesar porque, con Waterloo, hay un cambio de paradigma. En el anterior de legislatura los votos de Junts eran insignificantes y a menudo las propuestas de los independentistas eran menospreciadas en el Congreso y ahora, con la nueva correlación, son imprescindibles para no repetir elecciones. Por eso, y ante este nuevo contexto, fuentes del PSOE valoran en positivo que, hasta el momento, Junts no se haya levantado de la mesa de negociación. Dicho de otra forma, mientras las dos formaciones sigan hablando, hay partido y se ve recorrido y horizonte para el pacto.

Después del puente del Pilar, llegan las semanas decisivas para desenredar la investidura de Sánchez y se abre de forma definitiva el tiempo de la negociación sin cámaras que apunten a la mesa. De hecho, desde el 23-J, tanto el PSOE como Junts se han abonado descaradamente a la estrategia de la "discreción" y, en el momento relevante que se avista, las dos partes se han conjurado en llevar el peso de la conversación con todas las reservas del mundo. "Estamos en un momento absolutamente trascendente y extraordinario; no jugaremos a los titulares y a las filtraciones", decía la portavoz de Junts, Míriam Nogueras, este viernes después de verse con Sánchez.

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El grupo parlamentario de Junts, después de reunirse con Pedro Sánchez / Foto: Europa Press

La amnistía como a punto caliente

Con respecto a la amnistía, Sumar ya ha movido ficha y ha enseñado su propuesta, en un gesto más de Yolanda Díaz para erigirse como posibilitadora entre el PSOE y Junts. Ahora bien, a pesar del afán para querer facilitar las cosas, Ferraz tiene su carta propia y, en este sentido, el mismo Sánchez advirtió que el PSOE tenía "su opinión y posición" en torno a la norma que exculparía a los independentistas y que se tendría que tramitar en el Congreso de los Diputados. ¿Cuándo la conoceremos? El presidente en funciones aseguró, en una conversación informal con periodistas durante el 12-O, que expondría los detalles una vez el resto de formaciones mostraran qué proponen.

Es más, fuentes de su entorno deslizaron el viernes que podría haber algún gesto durante la semana que tiene que empezar para acercar posiciones entre Junts y ERC. De hecho, una de las preocupaciones que hay en la sala de máquinas del PSOE es la rivalidad permanente que existe entre los dos grandes partidos del independentismo catalán y, en este punto, temen que la confrontación -a veces visceral- entre unos y otros pueda hacer embarrancar la negociación.

 

El temporal del 12-O en la semana del simbolismo

De esta manera, Pedro Sánchez saborea la tranquilidad de haber superado el indigesto desfile del 12-O. Casi como una coral polifónica, los sectores más radicalizados de la derecha le profirieron insultos de todo tipo este viernes en la plaza de Neptuno de Madrid, con el ya célebre "Que te vote Txapote" como hit destacado. Fue el improperio estrella durante la campaña electoral del 23-J gracias a la insistencia de Isabel Díaz Ayuso en repetirlo y, tres meses después, sigue haciendo fortuna para criticar los pactos de Sánchez con el independentismo vasco. De hecho, Sánchez ya no solo pacta con EH Bildu, sino que también se hace fotos. El líder socialista ha roto tabúes y se ha reunido este viernes con representantes de la izquierda abertzale en el Congreso de los Diputados, como la portavoz Mertxe Aizpurua, que le ha garantizado el apoyo|. Ahora bien, una estampa con Arnaldo Otegi ya sería otra historia y un coste muy difícil de asumir.

En cualquier caso, es un gesto cargado de simbolismo que Sánchez reuniera consecutivamente en una mañana con Aizpurura y Nogueras. Sin ningún tipo de duda son las dos formaciones que más encienden la derecha y la extrema derecha española y los sectores más conservadores del PSOE. "Los herederos políticos de ETA" (Otegi) y "el prófugo de la justicia" (Puigdemont) -que acostumbran a decir- simbolizan a los dos demonios para una parte importante de España. Como era de esperar, la foto activó todos los resortes de la derecha para descalificar el encuentro. La secretaria general del PP, Cuca Gamarra, la calificó como "la imagen de la vergüenza" en la red social X.

Más allá de EH Bildu, en el terreno del simbolismo, la semana ha destacado por la reunión con Junts y la llamada del candidato a la reelección al presidente de Esquerra Republicana, Oriol Junqueras, enmarcada en la "coherencia", después de cuatro años de colaboración legislativa bastante estrecha. Fue una conversación de casi 40 minutos que sirvió para dar protagonismo a Junqueras en un momento en que Puigdemont se está llevando todos los focos de la negociación. ¿Pero puede haber un gesto simbólico del PSOE hacia el presidente en el exilio en caso de extrema necesidad? Desde el Palacio Real, el líder de los socialistas se mostró esquivo.

El calendario de 47 días: catalán en la UE y la jura de la princesa Leonor

La agenda abre un periodo de 47 días hasta el 27 de noviembre, día en que finaliza el plazo para investir a un presidente y evitar nuevas elecciones por el 14 de enero. Después de saltar el temporal del 12-O, el calendario tiene algunos elementos a tener en cuenta. El día 24 de octubre se vuelve a debatir la oficialidad del catalán en la Unión Europea en la reunión del Consejo de Asuntos Generales. Y no es baladí porque este hito es una de las condiciones que Junts ve "fundamental" para mantener viva la negociación para la investidura.

Al margen de esta fecha, hay otra que cae en medio del otoño caliente español. La princesa Leonor cumple 18 años el 31 de octubre y aquel día irá al Congreso de los Diputados a jurar la Constitución española en un acto que, a ojos del Gobierno, significa "la continuidad de la Corona". En las últimas semanas se ha especulado acerca de voces en La Moncloa que confiaban en tener el gobierno reelegido para el 31 de octubre, vista la trascendencia histórica del momento para la heredera del reino de España. Tener presidente investido y gobierno en firme para finales de mes implicaría acelerar de forma vertiginosa las negociaciones, cosa que a estas alturas parece poco probable.

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La princesa Leonor jurará la Constitución el 31 de octubre en el Congreso de los Diputados / Foto: EP

A la vista de los hechos, el entorno de Sánchez apunta a una fecha más lejana en el tiempo, cosa que la investidura se trasladaría hacia al noviembre, un mes que está más despejado de fechas destacadas y festivos, más allá del jueves 9 de noviembre en que Madrid celebra las fiestas patronales de Almudena. Ahora bien, no hay que perder mucho tiempo con las fechas porque a Pedro Sánchez no le quitan el sueño: puso el debate de su investidura el 4, 5 y 7 de enero de 2020, entre regalos y caramelos de la cabalgata de Sus Majestades los Reyes de Oriente.