En Moncloa prácticamente sólo tienen pánico a una cosa: la inestabilidad. Y tienen detectado el principal foco de inestabilidad: la relación con los partidos independentistas. Es esta la que propició el final abrupto de la pasada legislatura con los presupuestos del Estado tumbados y la manifestación de Colón contra el "relator". Si una lección han aprendido, es esa. Es por eso que, en los primeros compases de la nueva legislatura, la estrategia de los socialistas pasa por tener la relación justa y necesaria con JxCat y ERC. No más trato del imprescindible. En Ferraz prefieren cuidarse en salud.

El próximo paso en el calendario político es la constitución de las Cortes españolas, el próximo martes 21 de mayo al mediodía. Y aquí se ha vuelto a demostrar esta máxima. Ante el veto anunciado por ERC a Miquel Iceta como presidente del Senado, los socialistas no han mantenido ningún tipo de conversación, porque "no hay nada que negociar". Ni harán ningún gesto, ni habrá ningún tipo de contrapartida. Y si pese a lo que dice la cortesía parlamentaria mantienen el bloqueo, aseguran fuentes del ejecutivo, "tenemos un plan B, C, D, E, F y con todas las letras del abecedario".

Lo mismo ha pasado con la Mesa del Congreso, que la portavoz socialista Adriana Lastra está acabando de ultimar con los principales grupos parlamentarios. La composición sería la siguiente: tres miembros del PSOE, dos de Unidas Podemos, dos del PP y dos de Ciudadanos. Mayoría de izquierdas asegurada y poniendo las cosas fáciles a la derecha. Aunque se había especulado con la posibilidad, quedaría fuera ERC, con 15 diputados en la nueva legislatura. Tampoco tendría representación el PNV.

Desde el PSOE argumentan que "no tienen que estar todos los partidos" en la Mesa. La realidad es que, en parlamentos menos fragmentados que el actual, como el de la X legislatura (2011-2016), el convergente Jordi Jané obtuvo la vicepresidencia cuarta del Congreso de los Diputados. En aquel momento, Convergència i Unió tenía 16 diputados, tan sólo tenía un escaño más de los que tiene hoy ERC. En la legislatura anterior (2008-2011), con seis parlamentarios, el PNV también situó a José Ramón Beloki como secretario segundo. Es una cuestión de voluntad política.

Con los números en la mano, ahora el PSOE tiene mucha menos dependencia de los partidos independentistas que en la anterior legislatura. El 28-A ha salido reforzado también en este sentido. De hecho, aritméticamente, le basta con los votos de ERC (sumados a los de Unidas Podemos y el PNV). Hay voces independentistas que admiten que, como mucho, JxCat tendrá que aspirar a hacer el papel de "perro guardián" de los republicanos. En Moncloa ven más factible conseguir el apoyo de Gabriel Rufián que el de Laura Borràs.

La nueva legislatura empieza como acabó la anterior: con un intento del gobierno de Pedro Sánchez por desmarcarse del independentismo. Reforzado en las urnas, Sánchez aspira a atraer los votos que le faltan para completar la mayoría absoluta sin ninguna concesión que no esté prevista en el Estatut o la Constitución. Mientras tanto, el diálogo con la Generalitat sigue en el mismo punto: interrumpido.