El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, afrontará el 39º congreso de la formación con un reto en el horizonte: asentar las bases de un partido capaz de acercarse a Podemos, avistando la esperanza de una alternativa de gobierno. La moción de censura a Mariano Rajoy supuso el primer flirteo con Pablo Iglesias bajo la idea de impulsar una nueva moción en Navidad, lo que fue seguido de una llamada este jueves. Pero para ello, Sánchez tendrá que rearmar a su ejecutiva y ganarse a los barones con el "nuevo PSOE" que habla de Catalunya como nación –sin referéndum.

El cónclave dará el pistolezado de salida con una escasa representación de una vieja guardia que se situó del lado de Susana Díaz durante el proceso de primarias. El expresidente José Luis Rodríguez Zapatero sólo irá el día de la inauguración porque se marcha a Bolivia; el expresidente Felipe González no lo hará porque está en Colombia y el exdirigente Alfredo Pérez Rubalcaba todavía no habría confirmado para los días 16, 17 y 18 de junio. Esta tríada no ha acabado de asumir el giro de un PSOE que ahora se reivindica como a "la izquierda", como indica el lema del congreso.

Pero el secretario general considera que, a diferencia de hace un año, mimetizarse con la formación morada es la única forma de "echar a Rajoy". En el programa que el partido ratificará este fin de semana se prevé una mención a las "fuerzas del cambio". La cuestión es el plan pasa por intentar un nuevo gobierno con Podemos y Ciudadanos, algo que fracaso el 2016. De momento, la formación naranja lo descarta, cosa que los podemitas aprovechan para cargar sobre ellos. Ahora bien, este intento se podría producir a partir del lunes, cuando tenga la ejecutiva formada.

Sánchez ya ha hecho movimientos tácticos para evitar un nuevo levantamiento como el del comité del 1 de octubre, donde fue tumbado. No quiere barones en la ejecutiva y sólo el presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, presidirá el Consejo de Política Federal, en sustitución de Díaz, porque el madrileño obtuvo más del 50% de los votos en su autonomía durante la primarias. Incluso, el rival Patxi López será secretario de Política Federal, pues la misma noche de la victoria se puso a disposición del nuevo líder.

El resto de la ejecutiva estará formada por una mezcla entre afines a Sánchez y exministros de Zapatero. En el primer grupo está el diputado vasco Odón Elorza (Transparencia y Democracia Participativa); la alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet y dirigente del PSC, Núria Parlón (Cohesión Social e Integración); José Luis Ábalos, como secretario de organización, y Adriana Lastra como vicesecretaria general. En el segundo, está la exministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, como presidenta, o la exministra Beatriz Corredor, en Territorio y políticas de Vivienda, entre otros.

Más allá de la estrategia estatal, la cuestión catalana también será uno de los puntales del 39º congreso. Sánchez quiere ahora perfeccionar "el carácter plurinacional del Estado" recogido en el artículo 2 de la Constitución, pero sin referéndum. Y una de las enmiendas de la federación de Guipúzcoa y que debatirán el sábado es relativa a la creación de una subcomisión en el Congreso en que se exploren soluciones al conflicto catalán y se busque reforzar el autogobierno de Catalunya y normalizar la relación con el resto de España, y entre Estado y Generalitat.

Sin embargo, el acuerdo con Podemos no se prevé fácil en lo territorial. Iglesias recordó sus distancias durante el debate de moción censura. Primero, se volvió que hacía falta ser "valiente" y seguir reconociendo que Catalunya era "una nación", como decía Sánchez en campaña. Segundo, recordó que los socialistas ahora "criminalizaban" a ERC, aunque hicieron un tripartito con el PSC. Así las cosas, la única votación que contempla Ábalos es "en el marco de la ley" después de reformar la Constitución –palabras que fuentes próximas a Sánchez desaprueban por "demasiado explícitas"–.

Estas cuestiones tendrán que ser debatidas en un congreso con una asistencia de 8.000 militantes y simpatizantes que el domingo ratificarán al secretario general, después de tres días de jornada. Pasado ese tiempo Iglesias y Sánchez volverán a llamarse para estudiar el estado de la cuestión y decidir si le dan una segunda oportunidad a su amor fatal.