La Universidad de Saint Andrews, donde enseña la consellera a Clara Ponsatí, "tiene el derecho absoluto de levantar una barricada" en defensa de su profesora si así lo quiere. Lo defiende en su columna en The Times Magnus Linklater, prohombre escocés que ha sido director de diarios serios en Londres (The Sunday Times, The Observer...) y en su Escocia natal (The Scotsman, The Times de Escocia). "Esta postura [defender a Ponsatí] no responde sólo al derecho del empresario a proteger a sus trabajadores, sino a la independencia que debe regir cualquier sede académica", argumenta.

El columnista recuerda que "desde sus inicios en el siglo XV, cuando fue fundada por los monjes rebeldes que huían de la tiranía de los católicos franceses y de la rigidez de Oxford y Cambridge, Saint Andrews se ha gobernado según su propia norma, rechazando la interferencia de gobiernos de casa y de fuera. Eso sigue vigente hoy: Louise Richardson, predecesora de [la rectora actual, Sally] Mapstone, ya cuadró a Alex Salmond [entonces líder de los nacionalistas escoceses] cuando se quejaba de la universidad por su actitud [refractaria] a la independencia de Escocia".

Sea vista como una rebelde con causa o una profesora que trabaja, añade Linklater, "Clara Ponsatí merece esa protección".

Ironía y acusaciones

La gracia de la columna es que esta conclusión llega tras un giro argumental sorprendente. En los párrafos anteriores, Linklater expone, con neutralidad irónica, las posiciones contrarias, incluida la del gobierno español ("Ponsatí es el Che Guevara del independentismo") y parece que darles la razón.

"¿Qué pasaría si fuera un estudiante refugiado de Mosul, sospechoso de conexiones con Daesh?", se pregunta. "¿O un ex miembro del IRA implicado en alguna histórica atrocidad terrorista que se investiga en Dublín? [...] O un viejo socio del presidente Putin que ha dejado montones de huellas en la escena de un asesinato en Moscú? Los defendería Saint Andrews con el mismo vigor?".

Para Linklater, las acusaciones de la justicia española serán difíciles de sostener en los tribunales escoceses. La sedición no existe como delito tipificado en Escocia. Tampoco la "rebelión violenta". "Los tribunales escoceses habrán tomado nota de la decisión del tribunal alemán en el intento similar de extraditar al presidente catalán, Carles Puigdemont, que fracasó porque él no se implicó personalmente en la violencia y la "rebelión" no es un delito en Alemania", explica.

Los comentarios en la columna son muy críticos con Linklater.

La principal de la universidad, Sally Mapstone (antes lo había sido en Oxford) se comprometió a proteger a Ponsatí, porque es "una colega valiosa", pero también porque "hay razones legítimas para pensar que la persiguen para actuar en defensa de sus creencias políticas", según dijo oficialmente la universidad, añadiendo que lo hará "respetando el debido proceso legal". Es decir, que la Saint Andrews aceptará el veredicto del tribunal escocés, el que sea, incluso si supone que la profesora catalana debe abandonar sus aulas.