Voluminoso despliegue policial por la visita de Felipe VI a Barcelona. Agentes de las fuerzas de seguridad del Estado, de los Mossos d'Esquadra y de la Guardia Urbana se han distribuido por la montaña de Montjuïc, convirtiéndola desde media tarde en un auténtico bunker.

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El monarca se ha instalado de buena mañana en el Palacete Albèniz, junto al Estadio Olímpico y el MNAC. Este palacio pertenece al Ayuntamiento de Barcelona, pero la Casa Real puede disponer de él siempre que quiera como residencia oficial en la capital catalana. Allí ha recibido, por separado, a la plana mayor del Colegio de Abogados de Tarragona y de Barcelona Global y al presidente de Foment del Treball. Todas estas han sido audiencias públicas, que la prensa ha podido fotografiar. Después, según ha podido saber ElNacional.cat se ha reunido en privado con la Delegada del Gobierno en Catalunya, Teresa Cunillera.

Según han explicado el decano del ICAT y el presidente del lobby empresarial Barcelona Global -que agrupa unas 200 empresas como CaixaBank, el Sabadell o Puig- los contactos en el Palacete Albèniz han servido para que unos y otros expusieran a Felipe VI su actividad. Pero también para hablar de la situación "de agitación política", en palabras del presidente de Barcelona Global Pau Guardans, que vive Catalunya. Este lobby empresarial ha trasladado al jefe de Estado la necesidad de que ante los "daños que ha sufrido Barcelona, a raíz del procés, de los atentados del 17-A o de los episodios de turismofòbia, la ciudad vuelva a recuperar su reputación". audiencia rei felip amb barcelona global   sergi alcazar

Felipe VI ha querido poner el termómetro a sus entrevistados. Según ha explicado el decano del ICAT, Manel Albiac, "ha querido pulsar nuestra opinión sobre la situación política". En este sentido, les ha trasladado su voluntad "de acercamiento a la ciudadanía y de querer participar de la vida social catalana". Ellos han recogido el guante pidiéndole que "que estas visitas se produzcan con frecuencia"porque "no puede dejar de asistirnos".

Ha sido después de comer que la vigilancia y los controles policiales se han intensificado por las diversas calles y avenidas de Montjuïc, convirtiendo la zona en un auténtico bunker. Un ejemplo. Desde el Palacete Albèniz hasta el Museu Nacional d'Art de Catalunya hay 4 minutos andando como máximo. Por razones de seguridad sin embargo, Casa Real ha obligado a cámaras, fotógrafos y periodistas a dar toda la vuelta a la montaña y superar cuatro controles de seguridad más, aparte de los que ya habían cruzado por la mañana, alargando el recorrido de menos de 5 minutos a más de 40.

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Más importante todavía han sido las consecuencias de la visita real para el MNAC. La Delegación del Gobierno les comunicó hace un par de días a través de un requerimiento oficial que debían cerrar el museo -que abre habitualmente de las 10 de la mañana a las 8 de la noche- durante todo el día, porque el Rey asiste a la Gala de la Noche de la Logística. Eso ha obligado el MNAC a reprogramar o cancelar 11 grupos agendados desde hacía semanas, algunos de los cuales provenientes del extranjero que ya habían comprado sus respectivos billetes. Uno de los afectados, de hecho, ha escrito una carta a Felipe VI reclamándole el dinero que le ha costado el vuelo. A la ceremonia, por cierto, habían invitado también al president Torra, al presidente del Parlament, Roger Torrent y a la alcaldesa Ada Colau. Los tres han excusado asistencia, esquivando por lo tanto al monarca.

Según las últimas encuestas del Centro de Estudios de Opinión, el 76% de los catalanes prefieren República a Monarquía. Felipe VI lo sabe. Lo que seguramente desconoce es que bunkerizar la montaña de Montjuïc para recibir lobbies en audiencias y asistir a una cena de gala mientras a unos pocos quilómetros quema en Catalunya el incendio más grave de los últimos veinte años, no ayuda a mejorar su imagen entre los catalanes. Entre la mayoría, claro.