Mariano Rajoy empieza este martes el periplo hacia otra investidura fallida en España donde reproducirá cada uno de los pasos que criticó hace seis meses a Pedro Sánchez. Los 170 votos afirmativos resultantes del pacto con Ciudadanos –sumados a Coalición Canaria– no servirán tampoco esta vez para salir de los 309 días de gobierno en funciones. Rajoy seguirá intentándolo con los socialistas a partir del viernes alegando que no tiene opción. Y en Ferraz, se abrirán entonces las aguas entre quienes quieren que Sánchez intente un Ejecutivo alternativo y los que esperan que el partido se replantee el 'no' al PP.

Rajoy vivirá su pesadilla política cuando a las 16h comparezca en el Congreso para recibir los 180 'no' como candidato a la investidura. El gallego ha maniobrado todo este tiempo para esquivar el fracaso que le permitió vanagloriarse del "vodevil de Sánchez" cuando este fue rechazado en el debate de los días 2, 3 y 5 de marzo. Primero, forzó la Constitución aceptando parcialmente el encargo del Rey con la idea de retroceder si el escenario no le era favorable. Segundo, en La Moncloa fueron a por todas con C's para hacerse con 169 diputados y presionar a los socialistas para la abstención. Y tercero, advirtieron a estos de los peligros de que no se llegara a tiempo para la aprobación de los presupuestos del Estado.

Ninguna de estas estrategias impedirán que Ferraz haga pasar por su mismo escarnio a Rajoy. "El PSOE no se dobla ante chantajes", afirmaba el secretario general sobre la fecha de las terceras elecciones. Es decir, que si en 54 días a partir de esta jornada ningún candidato supera la mayoría absoluta en la primera votación, o la simple en la segunda, los comicios serían el día de Navidad. Al PP le faltan aún 11 abstenciones o 6 votos afirmativos, motivo por que los socialistas verán prolongada la presión durante el debate por parte de Albert Rivera. El líder de C's les pedirá desde la tribuna que no bloqueen su pacto con los populares.

Si es que la situación tiene que llevar a unos nuevos comicios, Rajoy tendrá la oportunidad de pronunciar un discurso que capte la atención mediática. El formato escogido por la presidenta del Congreso, Ana Pastor, es el mismo que en su momento había elegido el expresidente Patxi López para Sánchez. Entonces fue criticado por los populares porque la intervención del candidato tiene lugar este martes en solitario sin tiempo definido "para su máximo lucimiento", como le afearon en Génova en marzo. El gallego lleva días trabajando sobre el texto, incluso desde antes de recibir el encargo del monarca.

Los socialistas y el resto de grupos tendrán tiempo de réplica al presidente interino el miércoles 31 de agosto: este se producirá de mayor a menor representación y consistirá en 30 minutos. Cerrará la sesión el PP y Rajoy podrá intervenir en el momento que lo desee. Los grupos tendrán 10 minutos para responder, tanto si el popular da respuesta individual o colectiva. La votación se hará al cierre de la sesión y se repetirá 48 horas más tarde, el viernes día 2 de septiembre. Finalmente, el presidente expondrá su programa en 10 minutos y la réplica será de 5 por parte de la cámara.

El PSOE: alternativa o negociación

A partir de las elecciones vascas y gallegas –25 de septiembre– Rajoy volverá a intentar ser investido. Sánchez sólo convocará a un comité federal para repensarse el sentido de su voto si se producen cambios en el escenario político. Los socialistas harán evidente entonces la discusión encubierta que mantienen sobre si liderar una alternativa a los populares o dejarles pasar. El diputado Odón Elorza se mostró este lunes partidario de intentar un gobierno de izquierdas, mientras que José Maria Barreda cree que no se puede mantener la "cerrazón" a Rajoy mucho más tiempo.

Intentarlo después de fracasar en el Congreso es la principal diferencia que mantendría la investidura fallida de Rajoy con la de Sánchez, quien no lo quiso intentar más veces tras ser tumbado por el Parlamento español. Nadie garantiza que el popular lo acabe consiguiendo, mientras el socialista mantiene la ambigüedad sobre qué camino piensa tomar.