Mariano Rajoy volvía la cara ante la hipótesis de que el tribunal de Schleswig-Holstein deniegue definitivamente la extradición de Carles Puigdemont, y el independentismo continúe el avance en Catalunya, cuando este domingo advertía: "Más pronto que tarde, todo esto será un recuerdo", decía en alusión al proceso soberanista durante el cierre del cónclave del Partido Popular en Sevilla. Rajoy se mostraba convencido de dejar atrás la hoja de ruta y la internacionalización del conflicto, afirmando que España continuaría "unida y admirada en el mundo, como un ejemplo de democracia y libertad".

De esa manera, el jefe del Ejecutivo arengaba a las bases populares, tras un fin de semana marcado por la tensión y la polémica, en relación con las autoridades alemanas. Los motivos: la decisión de la Justicia federal de descartar el delito de rebelión, y las declaraciones posteriores de la ministra alemana del SPD (partido socialdemócrata en coalición con la CDU de Angela Merkel), Katarina Barley, sobre que esa decisión era "del todo correcta" y la "esperaba".

Pero Rajoy se mostraba triunfante, al margen del contexto externo al encuentro: recordaba que el 155 evidenció que la democracia española "tiene recursos para cuando es agredida, que España es más fuerte de lo que muchos piensan". "Estos mecanismos son fortalezas para el futuro", volvía. Finalmente, el presidente recordaba al PP que la ley "manda más que cualquier presidente, partido o propósito", aseguraba sobre la causa independentista, como había demostrado la intervención de la Generalitat en octubre.

El hecho es que las palabras de Rajoy llegaban en un momento en que el gabinete ministerial ya se prepara para que la euroorden de extradición pueda no materializarse tampoco por malversación, como informaba El Nacional. También, en medio de algunas voces críticas sobre que el Estado habría renunciado a explicarse en el exterior y el proceso habría ganado la batalla del relato. Lo avisaba el vicepresidente del Grupo Popular Europeo Pablo Rangel. "Es muy importante en Europa y en el mundo explicar la cuestión política: que este país es libre y las personas pueden estar en convivencia, que es bueno que todos estemos integrados en las comunidades autónomas", decía Rangel en una de las conferencias del sábado.

Sin embargo, el líder popular emulaba el discurso de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría el sábado, cuando su número dos comparó el conflicto soberanista con "una batalla" y advirtió que "ganaría" el Estado. La puerta abierta se debe a que el ejecutivo mantiene la esperanza de que en algún momento del procedimiento se pueda encontrar la rendija para que Puigdemont sea devuelto. Al menos, el Tribunal Supremo y la Fiscalía se han puesto en marcha para llevar el caso de la extradición al Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE).

Ante ese escenario, Rajoy se dirigía al Parlament para exigir con carácter "urgente" a un "presidente viable, con los apoyos suficientes, que respete la ley y gobierne para todos", ahora que el líder de la ANC, Jordi Sánchez, ha vuelto al centro de la investidura. Por eso, minutos antes, también se había jactado de que el Gobierno frenara la "investidura ilegal" del líder de Junts per Catalunya. "A pesar de las críticas, un procesado por la Justicia no preside a la Generalitat. Por la actuación del Gobierno", recordaba sobre la polémica entorne al informe del Consejo de Estado, contrario a la acción de la Moncloa.

La cuestión es que las prisas del presidente por que se forme gobierno en Catalunya son porque Cristóbal Montoro presentó el proyecto de presupuestos en el Congreso el martes y le faltan los votos de un PNV que sigue supeditando su apoyo a que se levante el 155.

La crítica constante a la oposición tampoco ha faltado, en medio de los intentos del jefe del Gobierno de sacar pecho de la acción "nada fácil" en Catalunya. "Si lo hubieran hecho ellos, llenarían España de carteles, se acabaría el incienso para tanto botafumeiro" y "no habría medallas para todos", se ha burlado. También, ha dicho que eran unos "lenguaraces que regalan consejos", y que resuelven "las pensiones con un ademán, con un gesto el desempleo, y con una palmada el déficit", ironizaba. Aquí diferenciaba a los "que nunca han sabido gobernar", en alusión al PSOE, "los que nunca han gobernado", como Podemos y Ciudadanos, y los que "van según el viento" y son "inexpertos", sobre Albert Rivera.

Eso sí, ninguna referencia al caso del 'mastergate' de Cristina Cifuentes en el discurso de clausura.