¿El cuñado es también un problema en casa de los diputados del Parlament? ¿Cuál de ellos compartiría con un rival del hemiciclo la comida de Navidad? ¿Con quién? ¿Quién admite que preferiría no sentar a un rival a su mesa? ¿Algunos de los responsables de grupo podría parecerse a un Grinch, aunque no sea verde? ¿Se atreverían a cantar un villancico a cappella? ElNacional.cat ha querido aprovechar el paréntesis de estas fiestas para preguntar a los políticos de la cámara catalana cómo es su Navidad.
Si en algo están de acuerdo todos los responsables de los grupos parlamentarios consultados es que todos celebran la Navidad. Aunque hay algún matiz, por ejemplo el del presidente del grupo de ERC, Josep Maria Jové, que admite que la celebra desde que es padre, pero que antes le costaba más por su condición de heavy. “La Navidad no es nuestra época del año favorita”, admite este portavoz que tiene como música de cabecera el death metal, y como villancico preferido Feliz falsedad de Soziedad Alkoholika.
Tampoco la presidenta del grupo de la CUP, Pilar Castillejo, asocia estas jornadas con una celebración, sino con una reunió familiar, dado que su padre murió una Nochebuena. De hecho, la ausencia de personas queridas es, como en muchas otras casas, uno de los comentarios recurrentes de los diputados cuando se les pide escoger un villancico o sencillamente pensar el menú de Navidad.
Tió, Papá Noel, Reyes?
En Navidad, en casa del socialista Ferran Pedret Santos se cantaba el Adeste Fideles, porque le gustaba al abuelo Santos; la presidenta del grupo de Junts, Mònica Sales, incluso grabó el Santa Nit con su padre, antes de que muriera; la líder de los Comuns, Jéssica Albiach, escoge entre los villancicos el Tamborilero porque le recuerda a la abuela; la popular Lorena Roldán opta por el evocador Per nosaltres i els de dalt de Joan Dausà; mientras que Ignacio Garriga, de Vox, no esconde que lo suyo no son los villancicos y escoge "Fum, fum, fum, el 25 de desembre [sic] o el Borriquito sabanero". Sílvia Orriols, líder de Aliança Catalana, se inclina por "Ara ve Nadal, matarem el gall" y la cupaire Pilar Castillejo, por el Fum, fum, fum.
La presencia de niños en las familias condiciona mucho la forma en que se celebran estos días y no solo en el caso de Jové. El socialista Ferran Pedret, admite que desde que tiene pequeños lo hace “absolutamente todo”, el árbol, el belén, Papá Noel, Tió, Reyes... Es quien se lleva la palma, porque los representantes de Junts, ERC, Comuns y Aliança Catalana, no quieren saber nada de Papá Noel y la Noche Buena se concentran en el Tió. No obstante, cuando se trata de los de Oriente ni unos ni otros se pierden una buena noche de Reyes. De hecho, Roldán y Garriga, se ahorran tanto el Tió como Papá Noel y lo fían todo a los Reyes.
Ruptura por la política
El menú de Navidad es una pieza clave. Pero no parece la principal preocupación del responsable del grupo socialista, que explica que en casa ponen “pavo o algo parecido”. Tampoco se tendrá que preocupar demasiado la responsable de Junts, que ya cuenta con "la sopa de pescado de la tía Enriqueta y cualquiera de las cosas que cocina la madre"; Jové opta por la escudella i carn d’olla y, si alguien se queda con hambre, pollo; más o menos como Roldán o Albiach, que prevé para el día siguiente, canelones. El responsable del grupo de Vox explica que comía cordero en Navidad cuando vivía la madre, pero ahora optan por la sopa de galets; a la cupaire Castillejo este año le toca hacer la comida de Navidad y pondrá en la mesa la sopa de galets y el pollo relleno -“clásico, clásico”, admite-. La única que tiene un pensamiento para el postre de turrones y neulas, es Orriols.
Aparte de la comida, la sobremesa se acaba convirtiendo en el plato fuerte de la jornada. Si durante el proceso independentista algunas voces habían augurado que la tensión política rompería mesas de Navidad, una reciente encuesta demuestra que lo que provoca estragos es la polarización política en España, donde un 14% de los encuestados aseguran que se han roto amistades y un 60%, que obvian el tema político en las conversaciones para evitar problemas.
En este punto, Pedret es el único que confiesa que algún año sí se ha encontrado que, por razones políticas, faltaba alguien en la mesa de Navidad. Ningún otro responsable parlamentario ha registrado bajas por este motivo. No solo eso, todos aseguran, con más o menos entusiasmo, tener buena relación con los cuñados.
¿A quién invitarían a la mesa de Navidad?
En cuanto a los rivales políticos, solo Sales y Jové se mojan a la hora de señalar a alguien de otro grupo a quien invitarían a comer el día de Navidad. La presidenta del grupo de Junts asegura que sentaría a su mesa a la consellera de Economía, Alícia Romero, mientras que el de ERC, invitaría a la cupaire Laure Vega. De hecho, Jové asegura que los cuñados, en su acepción cunyadista, le molestan más que los rivales.
Pedret no tendría ningún reparo en compartir la mesa de Navidad con contrincantes y adversarios políticos -aunque les desea "que puedan estar con su familia"- y, a la hora de entrar en concreciones, se escabulle con un genérico "compañeros y compañeras de los comunes y ERC". El mismo regate hace Albiach, que alerta sobre los cuñados porque "van dejando por detrás un discurso que es muy peligroso", y afirma que sentaría a su mesa a gente de la CUP, PSC o ERC, mientras que Castillejo escogería "a un rival que no lo sea mucho, a alguien de ERC o de Comuns, si puede ser".
Lorena Roldán opta por la esfera territorial más que la ideológica, y compartiría su comida de Navidad "seguramente con algún compañero de Tarragona", mientras que Garriga no se corta a la hora de confesar que no sentaría a ningún rival político en la mesa, porque Navidad es para la familia y los amigos, mientras que Orriols invitaría a algún compañero del hemiciclo si este tuviera necesidad, pero asegura que si puede elegir prefiere la intimidad familiar.