¿Por qué Bélgica es el país que eligieron para exiliarse el presidente Puigdemont y los consellers Puig, Comín y Serret o el rapero Valtònyc? Porque la tradición de los tribunales belgas es no extraditar. Por defecto. "Desde la fundación del país, Bélgica ha sido refugio seguro para los perseguidos por la ley", explica Paul Bekaert, al abogado de Puigdemont en Bélgica, al digital Vice. Su hijo Simon añade: "La tradición de dar asilo a disidentes políticos empieza en el siglo XIX. Karl Marx y Victor Hugo vivieron el exilio en Bruselas".

La clave de la actitud de los jueces belgas es doble. Por una parte, la violencia. Más bien, su ausencia. La mayoría de los etarras atendidos por el viejo Bekaert han sido extraditados. "La euroorden no deja mucho más espacio. Luis Moreno y Raquel García [acusados de esconder terroristas de ETA] son una excepción, porque no utilizaron la fuerza. Lo mismo pasa con Puigdemont y Valtònyc. La violencia, su falta, es el factor crucial en la decisión de no extraditar", explica Paul Bekaert.

Por otra parte, "en este país somos muy sensibles a la libertad de expresión. Cuando Napoleón III dio un golpe de estado en Francia a mediados del siglo XIX, presionó a Bélgica [entonces un estado recién nacido] para que extraditara a los disidentes franceses que lo combatían desde Bruselas. Bélgica siempre dijo que no. No es extraditar es la tradición".

España abusa

Simon, el hijo, añade que el hecho de que un estado miembro de la UE rehúse la extradición a otro estado miembro "en realidad dice mucho sobre España, [que] abusa de la euroorden para extraditar a sus adversarios políticos, como Puigdemont y Valtònyc. El tribunal belga examinó el caso de Valtònyc y dictaminó que no se trataba de terrorismo. La justicia alemana tampoco estuvo de acuerdo con la acusación de rebelión a Puigdemont".

Vice explica que Puigdemont encontró en Bélgica "una ayuda inesperada" en el partido conservador y nacionalista Nueva Alianza Flamenca (N-VA). "A muchos les parece una alianza política improbable, porque Puigdemont es mucho más progresista que el N-VA", dice la revista. "El N-VA creó un ambiente positivo para Puigdemont", sigue a Paul Bekaert. "Theo Francken, ministro de Asilo y Migraciones en el momento del referéndum, ya había dicho que Puigdemont podía solicitar asilo político. El ministro del Interior, Jan Jambon, también manifestó su simpatía". Ambos son del N-VA.

Simon Bekaert suma otro argumento a favor de Bélgica: las conexiones políticas. "A Puigdemont se le ve a menudo en la Wetstraat", dice, en alusión a una calle de Bruselas donde hay muchos edificios gubernamentales y de la UE. "En Bruselas puedes hacer conexiones. La ciudad es como un megáfono", según Paul. "[Marta Rovira] no huyó a Bruselas, sino a Suiza, que no participa de la euroorden, y, aparentemente, parece buen lugar para evitar la extradición. Pero políticamente no es buen sitio, porque desde allí no puedes difundir tu mensaje. A no ser que seas banquero, no hay nada que hacer", remacha Simon con ironía.