"Es una falsedad y una indecencia". Con estas palabras, el president del Govern, Carles Puigdemont, ha cargado contra el líder del PP catalán, Xavier García Albiol, que soltó el sábado en Twitter que "tenemos constancia que Puigdemont ha pagado para reunirse con Jimmy Carter", y ha considerado que hacer estas declaraciones "compromete una institución [Fundación Jimmy Carter] que hace un trabajo extraordinario".

Así lo ha dicho en El Matí de Catalunya Ràdio, dónde ha querido dejar bien claro que "no hemos pagado nunca ninguna factura para entrevistarnos con Carter" y ha explicado que "yo no le pedí nada, sólo le expliqué el compromiso de la sociedad catalana", todo lo contrario del gobierno español que "ya sabemos cómo se desplaza por el mundo". De hecho, el exministro de Exteriores José Manuel García-Margallo ya ha confesado en varias ocasiones que su ejecutivo hizo un "trabajo inmenso" para contrarrestar el "esfuerzo" del Govern.

Y no sólo eso. Mientras el gobierno español debe favores a otros países para pedirles favores contra el proceso, y "la diplomacia española va más allá de sus atribuciones" porque, ha asegurado, "me consta que se han intentado evitar estos encuentros", Puigdemont ha revelado que "más de un congresista con quien nos entrevistamos nos dijo que tendríamos la puerta de su despacho abierta".

Después de pasar por los Estados Unidos dos veces en menos de quince días, y que ayer recibiera una delegación norteamericana a la Generalitat, el president del Govern ha admitido no saber si su homólogo norteamericano, Donald Trump, está al corriente del proceso soberanista, aunque ha reconocido que "me preocupa más que lo esté el comité de asuntos europeos".

La etapa de escuchar

El presidente ha puesto encima de la mesa que el objetivo del Govern no es que los contactos con quien se entrevistan "tomen partido por nada" porque, ha asegurado, "su papel es de mediadores"; y precisamente por eso ha dicho bien claro que "no estamos en la etapa de ir a pedir nada, sólo con que nos escuchen y contrasten opiniones," así como "acreditar ante la comunidad internacional que la mayoría del pueblo de Catalunya quiere decidir".

Ahora bien. Aunque ha querido mantener en secreto los contenidos "de una reunión que se tiene que mantener en la máxima discreción porque todos los actores que intervienen no son neutros", Puigdemont sí que ha avisado de que "a los congresistas les cuesta entender que los que teóricamente tienen que ganar el referéndum no lo quieran hacer".

Todavía en terreno internacional, el presidente del Gobierno ha puesto de relieve que, de momento, no se ha reunido con la presidenta escocesa, Nicola Sturgeon, ni tampoco está previsto, pero sí que ha destacado que "hay la voluntad de hacerlo".

También se ha lamentado de que el Estado ponga bastones en las ruedas para dejar decidir a los catalanes, mientras que, por ejemplo, se ha atrevido a asegurar que si se le pregunta al candidato conservador a la presidencia francesa, François Fillon, sobre la cuestión diría que "seguro que si le preguntas al señor Fillón si quiere la independencia de Catalunya, te dirá que no, pero estará de acuerdo en preguntarlo a los ciudadanos". En este sentido se ha mostrado muy positivo porque, según su opinión, "es muy relevante el salto cualitativo que ha dado la política francesa, si emerge el tema de Catalunya es que está sobre la mesa".

Ganar la participación

Puigdemont, que sigue teniendo claro que el referéndum se celebrará, ha insistido en "no vivir obsesionados con la fecha y haríamos bien todos en no hacerlo" porque, ha asegurado, en "el momento en que el Govern dé una fecha será porque ya está todo a punto".

Justamente por eso, ha destacado que "ya dije que los 18 meses admitían una prórroga técnica de dos meses arriba o abajo", a la vez que ha puntualizado que "sabemos lo que tenemos entre manos, las condiciones que puedan garantizar una participación más alta serán las que harán decidir la fecha".

Lo más importante para el Ejecutivo catalán es "ganar la batalla de la participación" y, para hacerlo, ha subrayado que "tenemos que actuar con mentalidad de Estado, hagámoslo, no es ningún delito querer votar, lo han hecho muchos pueblos".

Sin embargo, antes de eso, Puigdemont cree que sería conveniente hablar con Mariano Rajoy y hacerlo en público, no en una reunión privada y, en principio, secreta. "Muchos líderes internacionales estarían tranquilos si los gobiernos catalán y español se sentaran a hablar", ha sentenciado.