El presidente en el exilio, Carles Puigdemont, ha admitido que no se puede descartar —"en absoluto"— que España reactive la euroordren en el momento en que cruce la frontera del Estado francés para ir el martes a Estrasburgo a la constitución del Parlamento europeo. No obstante, ha advertido que el "riesgo principal" de un movimiento en este sentido recaería sobre el Estado español porque evidenciaria el uso que hace de las herramientas de cooperación jurídica.

Durante una rueda de prensa en el marco del Crans Montana Forum que se celebra en Ginebra, Puigdemont ha reprochado que "el Estado español ha hecho un mal uso de la directiva de las euroórdenes porque las entiende como un interruptor que se aprieta a conveniencia". Ha recordado que España ya ha utilizado dos veces este mecanismo contra él, cuando ha considerado que se encontraba en una "jurisdicción de conveniencia".

Por esta razón, ha advertido que si se volviera a plantear la euroorden por el hecho de que se encontrara en una "jurisdicción favorable" demostraría que "se está haciendo un uso arbitrario, impropio y fuera de la directiva de esta herramienta".

Respuesta ante una euroorden

El president no ha explicado cuál sería su respuesta ante un movimiento como este y si eso le obligaría a replantearse el viaje a Estrasburgo. "Cada día analizamos con nuestros abogados y nuestros equipos el mapa. Cada día tomamos decisiones. Hay algunas que podemos tomar y otras que no. Y esta es una de ellas, no la podemos tomar", ha explicado.

No obstante, Puigdemont ha subrayado su confianza "muy alta" en la justicia europea, dado que "no hay ninguna razón que les impida ser eurodiputados".

Bien diferente es su opinión en relación al presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, cuya actitud ha tildado de inconcebible e incomprensible, además de acusarlo de mantener un "silencio cómplice" a pesar de los requerimientos que han hecho llegar a la Cámara europea y de actuar "más como presidente de parte que no de todos los electos del Parlamento".

Todo ello, sin embargo, no impide que Puigdemont se declare convencido que, por lo que se juega la UE y el Parlamento Europeo, es absolutamente imprescindible que respeten la decisión de más de dos millones de ciudadanos europeos.